Autooorganización solidaria frente a la pandemia

Uno de los aspectos más relevantes en estos días de confinamiento por la crisis (sanitaria, económica, humanitaria …) del Covid-19 son las redes de solidaridad que han nacido o crecido en todo el territorio, desde los barrios de Barcelona, Madrid, Bilbao, Valencia o Vigo hasta la gran mayoría de ciudades y pueblos. Están siendo la mejor muestra de respuesta comunitaria y colectiva, de autoorganización frente a la pandemia.

Muchas de estas iniciativas están supliendo a las administraciones superadas tanto por la falta de previsión como por la situación en que los recortes de los servicios públicos, especialmente la sanidad, hechas por aquellos que tanto alababan la globalización (y no sólo por los neoliberales sino por muchos dirigentes supuestamente de izquierdas). Ahora se manifiesta el verdadero rostro de un capitalismo salvaje donde los especuladores y oligopolios están poniendo sus beneficios carroñeros por encima del derecho a la vida de la humanidad.

En las redes sociales pueden seguirse cientos de iniciativas que tienen en común la autoorganización de la solidaridad. Emociona ver como, de punta a punta de la Península, se suceden. En Ponteareas, Gondomar, Tui, Mondariz, Mos, Porriño y Vigo las máquinas de coser no paran ni de día ni noche, una red de más de 50 mujeres de 19 a 90 años fabrica diariamente batas y mascarillas para el hospital público Álvaro Cunqueiro. En Barcelona, el Sindicato de Manteros, en el barrio del Raval de Barcelona, o el Centro Islámico en el barrio de El Clot, han reconvertido sus centros en talleres de costura para hacer mascarillas y batas, o como la asociación de vendedores ambulantes ha creado un banco de alimentos solidario, parecido al que ha hecho un grupo de jóvenes magrebíes en el barrio de Otxarkoaga en Bilbao.

Hemos visto como a propuesta de los trabajadores de SEAT se han puesto los recursos para fabricar respiradores o una cooperativa de Hernani hará 10 millones de mascarillas quirúrgicas al mes. Otro ejemplo, los trabajadores de una fábrica de gorras que están fabricando mascarillas y han enviado material hecho por unas 2.000 personas voluntarias de todo el Estado, o proyectos colaborativos compartiendo manuales para la fabricación de mascarillas en impresoras 3D, o Cooperavirus, en Santiago de Compostela, una plataforma de voluntarios que pone en contacto a centros sanitarios con iniciativas solidarias que pueden proveer de material médico u otro tipo de ayuda.

Otro aspecto clave a resaltar es el de los sindicatos. Están haciendo un esfuerzo enorme para atender a los miles de consultas sobre ERTOS, ERE, despidos y situaciones en las que centenares de miles de trabajadores se han visto abocados estos días. Su papel es importantísimo, simplemente valdría pensar qué estaría pasando sin su papel activo y pone en valor la importancia de las organizaciones obreras.

Las redes de ayuda vecinal están siendo el rostro de la solidaridad. Están prácticamente en todas las ciudades. Muchas de estas redes no nacen de la nada, se han conformado a partir de asociaciones de vecinos, de plataformas de luchas diversas previas, AMPAS, Redes de Apoyo Mutuo que fueron las primeras y siguen funcionando como una red vecinal muy numerosa (en el barrio de Gràcia de Barcelona la conforman unas 1.500 personas) o la Xarxa Migrant en Catalunya, una red de apoyo a las personas migrantes formada por numerosas entidades que reclama la regularización de todas las personas en situación irregular.

Todos estos espacios de encuentro han cambiado su objetivo inicial para juntar esfuerzos y dar una respuesta solidaria. Todas ellas detectan las necesidades y generan una red de apoyo para ayudar y se organizan en comisiones a partir de la disponibilidad o las tareas que cada persona que las integra dice que puede hacer, como cuidado de personas vulnerables o niños, organizarse con relación a la Huelga de Alquileres, situaciones de violencia machista o en temas laborales.

Hay decenas de ejemplos que muestran cómo el pueblo es capaz de tejer redes de solidaridad y como los trabajadores tienen la capacidad de poner la producción al servicio de los intereses de población. Intentemos hacer un repaso de algunas de ellas empezando por las redes vecinales.

BARCELONA

En el barrio de Sant Antoni, reúne asociaciones y entidades del barrio que previamente ya existían (Calabria, 66, Fem Sant Antoni, De vei a vei, Associació de Veïns, Sant Antoni comerç…) y vecinos que se han unido en estos días. Están desarrollando tres tipos de actividades: distribuir alimentos a los vecinos que se han quedado sin recursos económicos; ayudar a personas confinadas que no tienen facilidad para desplazarse; y la confección de mascarillas y batas para el centro de salud del barrio, con el que hay mucha relación por las luchas contra los recortes y en defensa de la sanidad pública. Cuando las entidades del barrio se enteraron de que no tenían mascarillas, un grupo de vecinas organizó, en un fin de semana, la confección y continuaron haciendo batas. También se presta ayuda psicológica por teléfono en contacto con el Colegio de Psicólogos.

Xarxes de barri como la de Sant Antoni las hay todos los barrios populares y la mayoría de las ciudades en Catalunya, pues son estas ciudades y los barrios obreros los que más están padeciendo la pandemia, el código postal sigue siendo el principal determinante de salud. En los barrios obreros el número de contagios quintuplica el de los barrios como Pedralbes o Sarriá, lo mismo pasa en Madrid o Nueva York.

La Asociación Vecinal de Vallcarca “Som Barri”, lo explica así: «entendemos que juntas y organizadas estamos mejor y somos más fuertes para afrontar cualquier problema». Para contactar o consultar las redes vecinales en Barcelona:  http://scur.cat/5B2LCP

MADRID

Siguiendo el ejemplo de Somos Tribu de Vallecas, la Federación de Asociaciones vecinales de Madrid ha puesto en marcha #DinamizaTuCuarentena, un hashtag para redes sociales y un blog (https://dinamizatucuarentena.wordpress.com) que recoge información sobre las redes de apoyo mutuo vecinal en Madrid, en él explican que “nacen de los valores de la cultura vecinal como son la solidaridad, lo comunitario y el apoyo mutuo”.

Somos Tribu, en el barrio de Puente de Vallecas en Madrid, puso en marcha redes vecinales de apoyo mutuo. Lo hizo desde el momento en que el Gobierno regional decretó el cierre de los centros educativos, junto con las asociaciones de vecinos de Puente Vallecas y Palomeras Bajas, un grupo de jóvenes del barrio y asociaciones de mujeres. Hoy las redes vecinales ya existen en barrios como Nueva Numancia, San Diego, Carlota y Peña Prieta, Buenos Aires y Palomeras y Entrevías. Se organizan a través de grupos de mensajería, han creado también redes específicas de apoyo a la infancia, a la juventud (centrada en chavales con necesidades sociales), de iniciativas culturales y de ocio y de apoyo laboral.

La inmensa mayoría de estas redes barriales, ofrecen como mínimo hacer compras y gestiones a personas mayores y grupos de riesgo, sacar a sus animales de compañía, y cuidar a niños y niñas cuyas familias no puedan teletrabajar. Con este espíritu, en los últimos días, las asociaciones vecinales, junto con colectivos juveniles y de mujeres, se han puesto en marcha.

Es cierto que no podemos salir a la calle, pero podemos estar movilizadas y esta movilización se ha extendido como una mancha de aceite.

A CORUÑA

Os Grupos de Apoio Mutuo (GAM) han sido la resposta desde los barrios populares de A Coruña. Se definen como: “Una respuesta autogestionada para activar la solidaridad justo cuando más se necesita”. Unas 1.500 personas de 12 barrios están conectadas y trabajando en estos grupos, abiertos, transversales, y que se ocupan de las emergencias alimentarias, de ayudar a inmigrantes sin papeles que temen salir a la calle y ser detenidos, de organizar demandas a los servicios públicos, etc. Se han organizado 6 grupos de trabajo: vivienda (alquileres y participación en la huelga que se está preparando); ayuda alimentaria; acompañamiento emocional (con la colaboración de psicólogos y psicoterapeutas); derechos sociales (ayuda a los trabajadores en ERTE, en relación también con los sindicatos, y campaña renta básica); cose en casa (65 personas que confeccionan mascarillas) y apoyo al comercio local y de proximidad. Podéis conocer más en este enlace: https://gamcoruna.org

SEAT

El de los trabajadores de SEAT es uno de los mejores ejemplos de como la clase obrera tiene la capacidad y los conocimientos para poner la producción al servicio de la lucha contra la pandemia, de poner el derecho a la vida por encima de los intereses capitalistas.

La cadena de montaje de SEAT en Martorell tiene un aspecto impensable hace sólo un mes. No se fabrican coches, se producen respiradores para los hospitales. Pasar de producir coches a respiradores en una semana es posible si se unen el trabajo de muchos obreros, técnicos e ingenieros y un motor mucho más potente que el beneficio capitalista: la solidaridad. “La motivación de todas las personas que participamos en este proyecto es ayudar de la manera que nosotros sabemos, que es fabricar en serie un equipo, esta vez para salvar vidas”, explica un trabajador de la planta de Martorell. Las máquinas no paran. Desde el inicio de la situación originada por el COVID-19, en SEAT se pusieron en marcha diferentes iniciativas para luchar contra la propagación del virus. En concreto, para producir los materiales más demandados por los hospitales, como los respiradores. Se idearon 13 prototipos hasta llegar al modelo final.

La clave está en el limpiaparabrisas. Con engranajes impresos en SEAT, ejes de cajas de cambios y el motor adaptado de un limpiaparabrisas, el proyecto toma forma. El objetivo era fabricar los respiradores con la máxima calidad y el resultado ha sido el llamado OxyGEN, diseñado junto a los trabajadores de otra empresa, Protofy.XYZ.

150 trabajadores han cambiado su lugar habitual de trabajo para fabricar respiradores donde antes se montaban partes del SEAT León. “Modificar una línea de montaje y poder transformarla y fabricar respiradores ha sido un trabajo arduo en el que han estado implicadas muchas áreas de la empresa y lo hemos hecho en el tiempo récord de una semana”. 

Algo que parecía imposible lo han hecho realidad decenas de trabajadores que han puesto en este proyecto más que horas de sueño. “Con solo saber que hemos intentado ayudar a salvar una vida, todo este trabajo habrá valido la pena”. No hace falta añadir nada más. Si queréis saber más, este video de CC.OO. explica los detalles: https://www.youtube.com/watch?v=lHa6No33obg&feature=share

LA COOPERATIVA BEXEN (HERNANI)

Una cooperativa de Hernani, Bexen Medical perteneciente a la Corporación Mondragón, fabricará 10 millones de mascarillas. La cooperativa guipuzcoana se convertirá en la fábrica de mascarillas más grande del Estado y creará una veintena de nuevos puestos de trabajo. Otra cooperativa, Mondragón Assembly, se encargará de la fabricación de las máquinas para producir las mascarillas.

BARRIO DE OTXARKOAGA (BILBAO)

La gente mayor es la más vulnerable ante el COVID-19. En muchas ciudades hay bloques de viviendas sin ascensor o ya son tan mayores que difícilmente pueden salir de casa. En el barrio de Otxarkoaga, en Bilbao, se han organizado para que a ninguna de ellas le falte comida o medicinas, gracias a chicos como Moha, Musta y Mohsin, que cada día acuden al mercado del barrio y de forma gratuita entregan los pedidos que previamente han realizado por teléfono, las personas mayores de este barrio. Se trata de una iniciativa creada por la asociación Tendel, que ofrece un techo a jóvenes magrebíes que ya han cumplido la mayoría de edad y, por tanto, deben abandonar las casas de acogida.

El consumir y entregar producto local y del mercado de abastos también es una decisión para garantizar el bienestar del pequeño comercio del barrio en tiempos de confinamiento. «Las personas están encantadas con el servicio, además para nosotros es estupendo, porque todo lo que entregan son productos del mercado. Así, pueden seguir consumiendo nuestro producto y no tienen que venir hasta aquí», indica Sheila, encargada de la pollería. En un día pueden llegar a entregar hasta 40 pedidos. La única premisa que tienen ahora es que ninguna persona se quede durante el confinamiento sin comida en casa.

Es un pequeño muestrario de casos recogidos de las redes sociales, pero una muestra maravillosa de que contra la visión del mundo individualista que nos quieren imponer, hay otra que vive en los valores populares y republicanos: «la unión hace la fuerza«. Una gran lección que se extiende desde comunidades de vecinos, con carteles diciendo: «si es necesario te hago la compra o voy a la farmacia por ti» y , sin duda, saber que tienes alguien cerca a quien llamar siempre da tranquilidad y más en estos tiempos de incertidumbre.

Todas estas redes de apoyo mutuo y las iniciativas como las que hemos descrito tienen un eje común: ante el confinamiento somos comunidad, no estamos solos y debemos cuidar a las personas más vulnerables.

David Companyon Ex diputado en el Parlament de Catalunya. Miembro de la Cooperativa Ètic Hàbitat SCCL