La reconstrucción

Repuntan el número de infectados. Los mayores rebrotes ya han provocado la vuelta a los confinamientos en la comarca del Segrià (Lleida) y en la de A Mariña (Lugo). El grueso del argumentario se centra ahora en acusar a una ciudadanía que hasta ayer se calificó como ejemplar, de haberse vuelto “descuidada”. Se trata de cortinas de humo. Se obvian las condiciones de hacinamiento y falta de seguridad en las que se obliga a trabajar a la gente. Nada se dice sobre que, a día de hoy, la atención primaria y los hospitales continúen sin personal y las residencias, sin medicalizar. El modelo sanitario sigue mal financiado y sometido, cada vez más, a los intereses de un sector privado al que no le falta el dinero público para su engorde. El personal sanitario ha vuelto ya a la calle, movilizado, para exigir más inversión y medios humanos.

En 11 días sabremos en qué cantidad, cómo y cuándo llegará el fondo económico que ya se negocia en Europa. La patronal lo espera ávida para asegurarse réditos sin peligro. La banca, más todavía ya que recauda simplemente por darlo de alta en sus depósitos (los intereses se hallan en negativo) y cobra aún más por prestarlo a las empresas sin apenas riesgo, puesto que la garantía del Estado alcanza el 80% del mismo. Lo esperan también las direcciones sindicales para mantener abierta la puerta del empleo que pende de los ERTE, así como unas prestaciones sociales cuya cuantía no deja de crecer al calor del avance imparable de la destrucción de empleo y el cierre de factorías (Nissan 2000, Alcoa 534, Airbus 950, Gamesa 239). Por último, también espera ese supuesto maná el propio gobierno de coalición progresista que hipoteca, sin alternativa, sus presupuestos para el 2021 a las condiciones y cuantía de dicho fondo europeo.

Más allá de conocer todas las disposiciones que acompañarán al capital que vendrá de Bruselas, ya podemos adelantar que el dinero no se estira como el chicle. No habrá para todo y menos si todo lo que se pone en juego es ese fondo y más deuda. 750 mil millones, de los que unos 154 mil se espera que sean para el reino de España; son mucho, pero no una cantidad enorme. Más se gastó en salvar la banca y en hundir a Grecia en la anterior crisis.

Tampoco se estira como el chicle la mayoría que alumbró el gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos. Para muestra, ahí están los 4 informes que ha elaborado, a modo de conclusiones, la comisión de reconstrucción que hace dos meses se puso en marcha en el Congreso de los Diputados. Acercarse al PP y a C’s, como ha hecho el gobierno, especialmente el PSOE, renunciado a derogar la reforma laboral y a elevar los impuestos a las grandes fortunas no suma por la derecha lo que se pierde por la izquierda. Al contrario, ERC, EH Bildú y el resto de socios no apoyarán la mayoría de esas conclusiones. C’s, sí.

Reconstruir tras esta primera oleada de la pandemia representa una necesidad social urgente que marca prioridades muy diferentes para la mayoría trabajadora de aquellas que exige la minoría ultra rica. Ciertamente hace falta dinero y mucho. Pero para la oligarquía, se trata de proteger su capital y ganancias chupando del dinero público y pagando en impuestos lo menos posible. Desean una nueva normalidad que solo se distinga de la anterior por el mayor número de pobres, las mascarillas y el hidroalcohol.

La mayor parte de la población necesita justo de lo contrario: cambios estructurales que garanticen salud, vivienda, empleo, educación, cuidados, igualdad y derechos. Para ello la mayoría de la investidura debe fortalecerse, y, a la par, buscar en la transversalidad cómplice de las organizaciones sociales el componente imprescindible que permita garantizar que pague quien más tiene y se preserven los intereses de la mayoría social.

El próximo día 12, las urnas vascas y gallegas serán testigos de esa pelea. Nuestras papeletas ese día son: en las primeras, Euskal Herria Bildú y, en las segundas, Galicia en Común- Anova Mareas.