Indultos

Hete aquí que los más que posibles indultos a los nueve dirigentes del procés encarcelados, que ni de lejos son todas las personas encausadas, más de 3000, por “delitos” a favor del derecho a decidir en Catalunya, han servido a la derecha extrema, a la extrema derecha y a la derecha a secas para lanzarse de nuevo a degüello contra el “gobierno ilegítimo y traidor” del PSOE e Unidas Podemos.

El argumentario se lo brindó el informe contrario a los indultos emitido por la Sala Segunda del Tribunal Supremo. Un informe que más suena a auto justificación, por si todo acaba en el Tribunal de Estrasburgo, que a fundamento jurídico. Es un informe abiertamente retrógrado que ya usa el trío de Colón como catecismo para volver a dicha plaza el próximo 13 de junio.

Son los del “Madrid es España”. Esos que protegen el engendro que forman los jefes de las más grandes empresas y bancos, el cogollo de los altos funcionarios del Estado, de los ejércitos, los cuerpos represivos y la Iglesia. Un monstruo caro y despilfarrador, al que no vota nadie, como tampoco a su cabeza el rey Felipe VI, pero que necesita para mantenerse de la división y el miedo. Lanzan el “España se rompe” para poder seguir vaciándola y rompiéndola (de verdad) al enfrentar a unas personas contra otras, a unos pueblos contra otros y así continuar salvando sus no pocos privilegios.

Los indultos que se anuncian resultan insuficientes y cortos, pero no son por ello una ocasión que se deba dejarse pasar y junto con la mesa de diálogo entre Generalitat y gobierno de España representan, en este momento, un elemento clave. Se quedan cortos si los medimos con el verdadero problema que hay delante: la necesidad de un nuevo marco político que, más allá del establecido por el régimen del 78 y su constitución, dé cabida a todos los pueblos de la península y se cimente en la igualdad republicana y la autodeterminación. El próximo mes no hay posibilidad de avanzar hacia ninguna solución de fondo sin antes derrotar la campaña de mociones y manifestaciones que las derechas han diseñado contra los indultos y el diálogo. Si Casado, Abascal y Arrimadas ganan, el retroceso en las libertades que todos barruntamos marcará una parte del final de la legislatura y con ello, mucho del futuro. Si, al contrario, se abre la puerta a ese pequeño, insuficiente y frágil paso de los indultos y se acompaña de una acción institucional y de calle por el diálogo, el signo de ese futuro puede cambiar y acercar la amnistía y el referéndum que el pueblo de Catalunya exige.

Urge una salida democrática a la crisis política actual pero no menos urgente es poner fin al abuso patronal y a la precariedad. La Inspección de Trabajo detecta (a pesar de lo pequeño de ese cuerpo) más de 1000 casos diarios de fraude o explotación empresarial. En los últimos tres meses, solo la acción de la Inspección ha permitido que 80 mil contratos pasaran a fijos, 30 mil empleadas del hogar ganaran un contrato, 1.500 empresas fueran pilladas haciendo trampas en el control horario y que hayan aflorado 50 mil falsos autónomos.

Es la otra cara de la misma realidad que ataca los indultos. La de una oligarquía cuya libertad se aposenta en su capacidad de empequeñecer cada día más la democracia. Es decir, los derechos de todos.