Las encuestas electorales forman parte de la vida política ya que acaban creando tendencia, determinando debates y quizás hasta orientando al votante, aunque últimamente la realidad suele matizarlas o incluso desmentirlas. Algunas encuestas indagan también sobre otros temas de actualidad, que suelen pasar bastante desapercibidos, y, sin embargo, aportan informaciones muy valiosas sobre las opiniones de las y los encuestados. Es el caso de la última encuesta del CEO (Centre d’Estudis d’Opinió) de Catalunya realizada entre el 4 y 25 de marzo.
Es
muy reveladora la información que proporciona sobre otros elementos de
actualidad política, y aunque los datos son solo de Cataluña,
probablemente algunos de ellos podrían ser comparables a los del
conjunto del Estado. El tema que aparece como el de mayor preocupación
es el de las relaciones entre Cataluña y España, que ocupa el primer
lugar con el 41,1% de las respuestas, le siguen la insatisfacción con la
política, el 31,6%, y el problema del paro y la precariedad laboral, el
29,9%. A la pregunta sobre cuales deberían ser los objetivos de país
para los próximos 10 años, las respuestas son: aumentar la participación
en las decisiones, un 38,3%; proteger la libertad de expresión, un
30,7%; mantener el orden, un 16,1% y combatir el aumento de precios, un
12,5%. Tomemos nota sobre la importante preocupación respecto a la vida
democrática, falta de participación y libertad de expresión, incluso por
delante del aumento de los precios. Es un hilo conductor en el conjunto
de la encuesta que confirma la tendencia expresada en el 2018, un 33,4%
en cuanto a la participación y un 36,5% respecto a la libertad de
expresión.
Las opiniones respecto a las principales
instituciones del Estado son demoledoras. Se preguntó: “Ponga nota, por
favor, al grado de confianza que le merecen cada una de ellas en una
escala de 0 al 10, en la que 0 es ninguna confianza y 10 mucha
confianza”. En el cuadro adjunto se han agrupado los porcentajes entre
los que han expresado ninguna confianza, los que han puesto nota del 1
al 5 (baja confianza) y los que la han dado del 6 al 10 (buena
confianza). Los porcentajes que faltan hasta el 100% corresponden a No
sabe/No contesta.
Institución | Ninguna confianza | Baja confianza (de 0 a 5) | Buena confianza (de 6 a 10) |
Monarquía | 56,8% | 29,9% | 11,0% |
Tribunales de Justicia | 22,4% | 51,5% | 21,4% |
Ejército | 35,7% | 33,7% | 24,1% |
Policía/Guardia Civil | 25,8% | 40,1% | 32,7% |
Iglesia | 48,5% | 36,9% | 12,5% |
Trib. Constitucional | 30,2% | 40,7% | 9,3% |
No hay ninguna institución del Estado que se salve, ni siquiera que se acerque al 50% de aceptación. Y tampoco sorprende que la institución que refleja el mayor rechazo sea la monarquía. La pregunta: “¿Qué forma de gobierno prefiere, monarquía o república?” tiene una respuesta contundente: un 12,3% prefiere monarquía y un 75,9% opta por la república.
La encuesta de 2018 ya reflejaba esa tendencia con
porcentajes bastante parejos. Un 59,6% no tenía ninguna confianza en la
Monarquía; un 25,1% en los Tribunales de Justicia; un 36,7% en el
Ejército; el 27,9% en la Policía y la Guardia civil; un 44,1% no tenía
ninguna confianza en la Iglesia y un 34,7% en el Tribunal
Constitucional. No se preguntó sobre monarquía o república. Son datos
concluyentes sobre el estado de la opinión pública catalana sobre el
actual régimen y sus instituciones. Expresan el sentimiento republicano
que recorre a una mayoría de la sociedad (¡el 75,9% responde que
prefiere una república como forma de gobierno!) y es uno de los
elementos de la maduración política de la movilización popular que
durante estos años se está desarrollando, y en particular tras las
jornadas de octubre de 2017 y el discurso del Rey el 3 de octubre. No
hay duda de que está bien asentada la exigencia de una república en
Cataluña.
Valores republicanos
En
realidad, lo que la encuesta evidencia es que la monarquía no tiene
sentido en un sistema democrático, lo lógico es que la democracia sea
republicana. Por eso los defensores de la monarquía se sienten obligados
a adornarla con fórmulas que aparentan democracia formal ¿Es necesario
recordar que el Jefe del Estado no es elegido democráticamente, o que el
Ejército es la garantía de casi todo, y no la soberanía del pueblo?
Esta verdad ha estado muy escondida, y aún lo está, lamentablemente, en
la práctica y los objetivos políticos de las izquierdas. El movimiento
democrático y nacional catalán lo ha vuelto a situar en el primer plano.
También, claro está, la crisis del propio régimen ligada a la profunda
corrupción, a la utilización partidaria de la justicia, a las cloacas
del Estado, que de nuevo están vomitando con el espionaje a Podemos o la
policía patriótica contra el proceso catalán, a su incapacidad de
ofrecer trabajo y salario suficiente y una vivienda digna.
¿En
qué consisten los valores republicanos? En primer lugar, los que
definió la revolución francesa, libertad, igualdad y fraternidad, que
deben ser actualizados o relacionados con los objetivos políticos
concretos. Algunas de las preguntas de la encuesta sirven para
abordarlos. La preocupación por la libertad de expresión es enorme, el
desprestigio de la justicia es mayúsculo, está asociada al mantenimiento
de los privilegios heredados del franquismo, es intocable y ajena al
sentir de la sociedad, como la monarquía. La libertad republicana
debería ser garantía de la libertad de expresión, opinión y asociación y
de un cambio completo en la justicia, empezando por la elección directa
y democrática de los jueces. Quizás suena extraña esta propuesta pero
es democrática y, por ejemplo, es como se practica en Estados Unidos.
El
48,5% de los encuestados no tiene ninguna confianza en la Iglesia. Es
un valor republicano que la religión sea un tema privado de cada
individuo y que haya una separación completa entre el Estado y la
Iglesia, y por lo tanto acabar con el Concordato con el Vaticano. La
financiación debe ser un asunto de los fieles y no de los Presupuestos
del Estado.
El Ejército y las llamadas fuerzas del orden son
otros de los pilares del Estado que, en clave republicana, necesitarían
una profunda transformación, limpiar todas las cloacas y acabar con
todos los vestigios franquistas que aún persisten, democratizarlas para
que realmente se conviertan en una institución que defienda al pueblo y
no que se utilice contra el pueblo.
La igualdad es uno de los
elementos básicos del republicanismo, pero, no nos engañemos, en una
sociedad capitalista la igualdad solo puede ser una aspiración, ya que,
mientras los grandes medios de producción y comunicación estén en manos
de unos pocos solo la lucha sindical y política podrá suavizarlos.
Lograr una igualdad real necesitará de una sociedad más solidaria y
democrática, valga decir, socialista. La encuesta que estamos comentando
también ofrece datos interesantes sobre uno de los pilares del
funcionamiento del capitalismo: el sector financiero. ¿Y qué opinión
tienen los encuestados?
Institución | Ninguna confianza | Baja confianza (de 0 a 5) | Buena confianza (de 6 a 10) |
Banca | 36,7% | 51,5% | 9,3% |
Dada la nula confianza en la banca, ¿no sería conveniente situar entre los valores republicanos la necesidad de una banca pública?
En la
lucha por la igualdad, entre otras reivindicaciones, como salarios
dignos, servicios públicos gratuitos, etc. hay un instrumento que
permitiría dar un gran paso: la renta básica universal. En Sin Permiso
hay numerosos artículos explicativos sobre su significado, digamos que
se trata de una aportación universal para que todo ciudadano y ciudadana
tenga garantizada su existencia. Es una garantía, tanto para la
libertad como para la igualdad.
Y, sin ninguna duda, entre los
valores republicanos del siglo XXI está el feminismo, la igualdad real
entre hombre y mujeres en lucha contra el patriarcado; como el
ecologismo, para defender y recuperar la naturaleza, hacer las ciudades
habitables y reducir la separación entre la ciudad y el campo; así como
la educación laica, pública y gratuita. República, cultura y educación
son sinónimos.
Pero los valores republicanos no pueden ser
conceptos abstractos, necesitan la base material y política para poder
desarrollarlos o, dicho de otra manera, para que dichos valores se
pongan en práctica se necesita una república, en Cataluña, en España, en
el País Vasco, en Galicia… se necesitan políticas valientes, audaces,
para situarla como alternativa a la crisis del régimen. En Cataluña
existe la base social de un republicanismo de masas. Cierto que la
encuesta se limita a Cataluña y que la situación en el resto del Reino
de España tiene otros ritmos, pero, si se hiciera una encuesta con las
mismas preguntas quizás nos llevaríamos alguna sorpresa y descubriríamos
que también existe una amplia base social partidaria de la república y
sus valores. En todo caso, para todas las izquierdas sería muy útil la
reflexión sobre la necesidad de una alternativa republicana frente a las
cloacas del Estado, la Monarquía y las amenazas de las derechas.
La autodeterminación
El
juicio a los dirigentes del procés catalán y el conflicto en Cataluña
serán un factor central en esta campaña electoral. Los datos de la
encuesta siguen siendo muy clarificadores. Para el 64,5% la autonomía es
insuficiente. El 39,7% prefieren relacionarse con España con un estado
independiente en Cataluña y el 21,5% optan por un estado dentro de
España. Solo el 26,3% apoyan seguir como hasta ahora. A la pregunta de
si “quiere que Cataluña sea un estado independiente”, el 48,4% contesta
afirmativamente. Los porcentajes son aún más abrumadores cuando se
pregunta sobre el derecho a decidir. El 57,9% responde que está muy de
acuerdo y el 20,8% bastante de acuerdo, ¡eso suma un 78,7%!. Sólo el
6,9% responde que está bastante en desacuerdo y el 7,9% muy en
desacuerdo. Si se tuviera en cuenta la opinión de la gente no habría
ninguna duda para el ejercicio democrático del derecho de
autodeterminación. Es también un valor republicano.
La
fraternidad, la relación democrática y pacífica entre las personas y los
pueblos, implica también que no se puede tener sometida la opinión de
un pueblo, que para tejer lazos y alianzas estables y democráticos debe
tener la libertad para decidir y para optar a la mejor forma de ejercer
su soberanía y su relación, si es el caso, con el resto de pueblos. Este
ejercicio democrático republicano se pide en Cataluña, pero también es
útil para todos los pueblos del Reino de España. Si la lógica nos indica
que la democracia debe ser republicana, no hay que impedir la decisión
de un pueblo por salvar una monarquía que no ha sido votada por el
pueblo.
Existen las bases políticas y sociales para el
republicanismo, son evidentes en Cataluña y existen las condiciones para
que se desarrolle en el conjunto del Reino de España. Cierto que hay
que convertir ese sentimiento republicano en acción política positiva y
esa debería ser una apuesta de las izquierdas, las de España, del País
Vasco, de Galicia, de Cataluña, para tejer alianzas y establecer
estrategias alternativas.
Mucho tiempo ha pasado ya desde aquel 14 de abril de 1931, como cada año se han celebrado muchos actos recordando a las y los luchadores de la época, es el momento de que su conmemoración deje de ser un recuerdo histórico y melancólico para convertirse en acción política y social. Como ejemplo, mero ejemplo, las consultas republicanas en barrios y universidades de Madrid y en otros lugares.
Miguel Salas Sindicalista, es miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso.