DOCUMENTOS

Resolución del Comité de Dirección · 29 de marzo de 2010 ( en pdf )

La pandemia del Coronavirus colapsa la globalización

Crisis Sanitaria y debacle económica

Acuerdos de plan de choque de cuarentena y medidas post-coronavirus

I

a/ Concentramos las medidas de emergencia para la cuarentena en tres ejes:

a.1/ Recursos para la Salud.

Intervención y nacionalización de empresas sanitarias, hospitales privados, farmacéuticas y otras que reorienten la producción que facilite recursos y medios para la prevención de la infección, la atención de las personas con Coronavirus, para el personal sanitario ( Tests, Mascarillas, Trajes EPIs, Guantes, Respiradores, Camas, UVI ).

Confinamiento coherente con las necesidades mínimas y servicios sociales vitales. Derechos laborales para la población trabajadora en la fábrica, entidad social o en tele-trabajo.

a.2/ Renta básica universal e incondicional de cuarentena, directa y urgente.

Defensa de los servicios públicos. Moratorias de alquileres, agua, electricidad, gas, impuestos, préstamos, hipotecas, desahucios. Regularización personas migradas y refugiadas (incluidas la no empadronadas). Otras medidas de autonomías o municipios, como la renta mínima garantizada o la renta básica de ciudadanía, son útiles si se aplican y presionan para la universalidad de una renta básica estatal. Especial atención a los sectores de población más vulnerable concentrados en las mujeres y las profesiones feminizadas.

a.3/ Banca pública para gestionar la imposición de impuestos de cuarentena a las grandes fortunas, multinacionales y Bancos, incluida la confiscación de fortunas fraudulentas o una parte de quienes pagan impuestos por debajo de las medias europeas; Fiscalidad progresiva; actuar en las empresas en paraísos fiscales, en el fraude y la corrupción. Con el criterio general de “conseguir los fondos dónde los hay”. Eurobonos para invertir en gasto y recursos sociales, en vez de dedicarlos a Bancos y empresas como se hizo en la crisis 2008. Flexibilización de la Deuda y créditos Bancos para las haciendas y los presupuestos estatales, autonómicos y municipales.

II

b/ Proponemos la coordinación y corresponsabilización institucional (gobierno estatal, autonómicos y municipales), cívica y sindical. Control y supervisión sindical en la reconversión de la producción. La necesaria centralización de recursos y medidas ha de hacerse compatible con las diversas necesidades y capacidades autonómicas, locales y nacionales.

c/ Defendemos los derechos universales y las libertades fundamentales, los servicios públicos, las perspectivas de la emancipación feminista, la participación colectiva y las instituciones republicanas, un planeta sostenible en igualdad, fraternidad, sororidad y de cuidados, incluida la naturaleza que nos sustenta.

d/ Aportamos una visión de clase trabajadora a los valores colectivos, sociales, comunes, feministas, climáticos y republicanos.

e/ Fomentamos las relaciones solidarias y fraternas y la unidad entre La Aurora, Soberanistas, Anticapitalistas, Anova, EH Bildu, y otras tendencias y organismos dispuestos a reflexionar y a contribuir a una estrategia colectiva, común y socialista. Nos ocupamos de contribuir a medidas de naturaleza internacional en colaboración con organismos de otros estados y organizaciones internacionales.

f/ Promovemos, desde la concepción de clases, marxista, e ideología socialista y revolucionaria (comunal y comunista), a la reflexión, el análisis de fondo, las argumentaciones y propuestas para una estrategia de poder popular de la mayoría ciudadana, entre las capas de las izquierdas. Actuamos en la cuarentena en las redes sociales para conectar e interesar a franjas jóvenes de las personas activistas con las que trabajamos y luchamos en los distintitos lugares. Aprovechamos nuestros recursos, como las Cartas de La Aurora, artículos y relaciones políticas, para favorecer la organización colectiva y conseguir recursos financieros. Establecemos una formación en la cuarentena a través de la Fundación Socialismo Sin Fronteras.

g/ Apoyamos y aplaudimos toda medida útil para paliar los efectos del coronavirus. Denunciamos las insuficiencias, errores y las medidas de orientación contraria a las necesidades vitales. Lo hacemos con presión al actual gobierno estatal, sin obviar a los autonómicos y municipales. Por supuesto no somos neutrales entre el estado, la derecha PP-Vox-Cs y el gobierno de coalición PSOE-UP, evitamos cualquier apoyo a las medidas demagógicas y de acoso y derribo del gobierno del tridente de derechas y de la reacción estatal.

h/ Animamos, sostenemos y participamos en las redes de apoyo y ayuda mutua, vecinales, de jóvenes y de entidades feministas, que han surgido desde la base ciudadana de los barrios. Exigimos que el gobierno les de cobertura legal y facilite su labor cotidiana.

Hacemos nuestro el Manifiesto impulsado por Yayo Herrero: “Esta crisis la salvamos en común”. (http://www.frenemoslacurvasocial.es/)

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Consideraciones del Comité de Dirección · 29 de marzo de 2010 ( en PDF )

La pandemia del Coronavirus colapsa la globalización

Crisis Sanitaria y debacle económica

Consideraciones para unas perspectivas colectivas, comunes y de libertades

I

1 La pandemia del Coronavirus recorre el mundo trastocándolo. El Covid-19 provoca el caos económico y el pánico de la población. La globalización económica, los sistemas de salud públicos y privados no están nada preparados y aún menos protegidos para este embate de la naturaleza. Lo vemos también con el cambio climático, las desigualdades y la pobreza (capitalismo) o con la violencia machista a las mujeres (patriarcado). No se volverá a la casilla de salida de esta crisis sanitaria del 31 de diciembre de 2019, como tampoco de la económica de 2008. Aprovechemos para reconfigurar valores, realidades de poder y propiedad hacia un mundo común, social, colectivo, libre, republicano y feminista. Un mundo sin clases dominantes, en igualdad y sin violencias, donde prevalezcan los cuidados a las personas y la naturaleza.

2 El Covid-19 es un elemento de la naturaleza, un virus inocente y sin intencionalidad, una molécula con una capa de proteína, sin embargo se convierte en mortífero por medio del sistema económico, social y político existente que se revela insostenible. Un virus pone patas arriba al sistema capitalista y abre una crisis de consecuencias impredecibles. Este nuevo virus necesita investigación científica, salud pública universal, prevención y precaución. Resulta una consecuencia inédita de un modo de producción que violenta la evolución social y destruye la naturaleza.

II

3 La globalización capitalista, como la hemos conocido y sufrido en los últimos cuarenta años, resulta letal para el buen fin de la humanidad y del planeta. Un puñado de grandes multinacionales y fortunas exprime y destruye adorando el Tótem del interés del capital. Parece que todas las tempestades han decidido actuar de consuno. El virus que amenaza y que obliga al confinamiento de todo el país; Europa prácticamente paralizada y con las fronteras cerradas; una crisis económica que venía anunciándose y que el virus ha agudizado hasta límites difíciles de percibir; miles y miles de trabajadores y trabajadoras afectados por expedientes de empleo y una perspectiva terrible para los próximos meses. Decían que este sistema era fuerte, que la globalización abriría una época de bienestar al mundo, pero ya vimos desde la crisis de 2008 que la verdadera cara de la globalización es más desigualdad, mayor concentración de riqueza, esquilmar la naturaleza y reducir derechos.

No hay futuro sano y feliz en la constelación de la propiedad privada de los medios de producción, el poder político de los estados que gestionan los intereses de la minoría privilegiada del «1%», o de las «doscientas familias» más adineradas que poseen los destinos del gran capital.

La movilización social, el clamor que mueve el 8-M de la huelga feminista, la creciente conciencia climática, los esfuerzos del municipalismo de vanguardia como los del Común, convendría que se focalizaran en las causas fundamentales de un sistema insostenible.

Para curar las consecuencias nefandas de los poderes económicos, políticos y religiosos, necesitamos ir a la raíz de las causas que ocasionan las contradicciones, las inestabilidades, la crisis económica y la violencia represiva o militarista que resultan endémicas. Una economía sana, de cuidado de las personas y la naturaleza, necesita de un poder verdaderamente popular, cercano a la ciudadanía, defensores de los derechos universales y las libertades democráticas, unos servicios en general y el de la Sanidad pública no sometidos a las leyes absurdas del beneficio propiedad. El Contrato social del S. XXI debe incluir trabajo, educación, mujeres emancipadas y naturaleza.

4 El plan de emergencia estatal es de envergadura, a la vez nace cojo, insuficiente, pues le falta la dimensión de los servicios elementales para millones de personas de sueldos modestos o precarias o sin trabajo; se nota a faltar la visión de género para las profesiones feminizadas más expuestas o por las familias monomarentales. Los estragos del Coronavirus no serán tan temporales ni coyunturales como anuncia el presidente Pedro Sánchez. Llueve sobre una crisis estructural de la globalización capitalista y del Estado español. El dominó de quiebras será de magnitudes colosales.

Los dueños del mundo, de las finanzas, las empresas, la gran propiedad privada entran en pánico y muestran su incapacidad, superados por la magnitud de las consecuencias de la pandemia. Ahora bien, los señores de la economía operarán para minimizar los daños del capital, así como conseguir más cuota de poder, aunque sea relativa. Exprimirán tanto como puedan a la población trabajadora empleando los Estados.

Hay tensión y una dura lucha en la UE, la hay en el Reino de España entre la patronal, el Estado, la población y el gobierno, entre el gobierno estatal y los autonómicos y municipales. Una lucha por la orientación de fondo de las medidas que se aplican y por sus aspectos concretos. La confrontación se polariza entre evitar la propagación de la pandemia, la curación de las personas infectadas de coronavirus y para conseguir la prevención necesaria, actual y futura, o para asegurar el mantenimiento de la economía del capital y de su poder político y hegemonía social. Este enfrentamiento se introduce en el propio gobierno de coalición. Entre el PSOE y Unidas Podemos, incluso también en el mismo PSOE.

La crisis del 2008 ha hecho tabú del neoliberalismo, mientras el rescate bancario supuso 220.115 M €, se desencadenaba la austeridad recortadora que ha desmantelado, allí donde había, los sistemas sociales estatales de servicios y de relaciones laborales, conquistadas en luchas durísimas por la clase obrera, a la vez por el movimiento feminista, más recientemente por el ecologismo.

Las libertades fundamentales han sufrido un progresivo deterioro en nombre del antiterrorismo, de la legalidad y estabilidad de los Estados, de la protección de las fronteras frente a la emigración y las refugiadas. En Cataluña se sigue negando la capacidad de poder decidir en referéndum y de constituirse como una república.

El iceberg de este cataclismo vírico y económico tiene consecuencias mortíferas en una primavera confinada

Hay que salvar a las personas y no los intereses de los más ricos. Hay que invertir en la sanidad pública y sus trabajadores; hay que poner la sanidad privada en manos de los poderes públicos. Los sindicatos deben empoderarse y no aceptar ningún expediente que no sea acordado. No puede ser que solo el dinero público pague los salarios de los trabajadores en expediente; los capitalistas deben también participar. Debe acordarse que no haya ningún desahucio, al igual que ayuda inmediata para los que no tienen techo. Probablemente, el gobierno tendrá que acordar inversiones millonarias para afrontar la situación. La mejor de todas, y la más solidaria, sería establecer de inmediato una renta básica universal para todas las personas, una renta que garantice el mínimo necesario para vivir. No son propuestas para un futuro indeterminado, sino medidas que permitirían responder mejor a la grave crisis en la que estamos ya instalados. Se puede utilizar el dinero para seguir manteniendo los negocios de los más ricos, o se puede salvar a las personas y abrir una nueva y diferente perspectiva social y política.

¡Que no nos pase como en 2008! Los capitalistas, sus políticos y sus Estados utilizaron la crisis para imponer sus políticas de austeridad.

III

5 Las voces de alerta son el altavoz del clamor del confinamiento asimétrico. Los aplausos diarios de la ciudadanía desde los balcones, a las 8 horas de la noche, son un homenaje al personal sanitario y a todos los servicios vitales, así como de crítica a la corrupción y fortuna de la Casa real el día de la intervención del Rey. Los sindicatos, CCOO, UGT, CGT, entre otros, han alzado la voz para defender los puestos de trabajo y las condiciones de vida. CCOO propone medidas de ampliación del decreto estatal. Comunicados de las entidades feministas, del mundo de las cooperativas, de las ONG, de la PAH, de todo tipo de servicios sociales, ofrecen propuestas elementales ras de suelo: no a los despidos, moratoria de desahucios, de alquileres, de la electricidad, gas y agua, de pequeños créditos. Innumerables iniciativas de redes colectivas solidarias muestran posibilidades inauditas del cuerpo social. El Manifiesto impulsado por Yayo Herrero enumera un decálogo de plan de choque social que hacemos nuestro: “esta crisis la salvamos en común -Frenar la curva. Evitar la caída”: es el momento de protegernos, de cuidarnos, de dar una respuesta colectiva y solidaria. Se necesita priorizar los recursos para la sanidad pública, aplicar una renta básica de cuarentena, la moratoria de alquileres, electricidad, agua, gas, préstamos, impuestos, intervenir las empresas que convengan para disponer de herramientas mínimas para el sistema sanitario y los servicios vitales. A quince días de confinamiento es un escándalo la falta de mascarillas, test del virus y aparatos respiratorios.

De dinero hay, se necesita una fiscalidad de emergencia, impuestos en y para la cuarentena, canalizar las finanzas a través de instaurar una Banca pública.

6 El Rey Felipe VI ha sufrido un grave traspiés al conocerse la corrupción y el fraude que subyace en la fortuna real. Conviene animar el sentimiento de que convendría canalizar su fortuna hacia el sistema sanitario. El primer soldado del Reino sabe parar la mano y lamentarse de las desgracias ajenas, pero no realiza ni un cuidado ni ofrece ni un euro. Se podría seguir ese hilo de conciencia para poner mano en las grandes fortunas y recuperar los miles de millones inyectados a los Bancos. La Casa real simboliza el fraude generalizado, el privilegio de las grandes fortunas, la inviolabilidad legal de las leyes económicas. La Corona niega y obstaculiza un futuro de procesos constituyentes republicanos.

IV

7 Las decisiones obligadas de confinamiento individual, las coyunturales para frenar la expansión de la pandemia y reducir el virus, pueden ser el trampolín para una visión más ajustada a la profundidad de la crisis.

Hay que ir al fondo de las causas con medidas de naturaleza popular y de libertades republicanas que permitan alternativas al ciclo endémico de desigualdad, opresión y crisis.

Una situación de emergencia general y global permite, ni que fuera con el mantra de ‘temporal’, dedicar los millones y los avales presupuestarios a la intervención o nacionalización de emergencia (de cuarentena) de recursos y empresas privadas, empezando por las de salud y servicios básicos. Así, en vez de sostener los Bancos y las fortunas, desarrollar una Banca pública. Es la hora de implementar una Renta Básica Universal Temporal (RBUT), de emergencia, de momento sería una experiencia innovadora. Proteger la vida exige proteger vivienda, consumo y medios de vida. Hay que implantar ya mismo una renta básica universal e incondicional para toda la población. Una renta así, libre prácticamente de toda burocracia, constituye el mejor auxilio, junto con el esfuerzo sanitario, para salvaguardar la vida contra el virus y la codicia de los grandes capitalistas. Sólo poner miles de millones del FMI o del BCE es una solución efímera y equívoca. Se ha de costear cuarentena ‘del coronavirus’ con dinero procedente de las grandes fortunas, empresas y bancos, fiscalidad progresiva e impuestos de emergencia en vez del endeudamiento y recortes futuros desde los estados.

Conviene aprovechar para decantar el dominó a medidas estructurales sociales, comunales, colectivas de derechos y servicios públicos universales. Queremos unas libertades republicanas y socialistas.

8 El trinomio compuesto de Salud, Libertades y Economía se ha de resolver con la solidaridad y responsabilidad colectiva. No estamos en guerra, la ciudanía no son soldados militarizados, hay una emergencia sanitaria con una hecatombe económica en ciernes. La cuestión de la centralización de las medidas de emergencia es completamente errónea situarla en clave de la confrontación entre el gobierno estatal y el de la Generalitat de Catalunya, sin obviar la situación de opresión existente, pues lo que hay que tratar es el contenido y las formas de esta centralización absolutamente necesaria. La ‘autoridad competente’ decidida e impuesta en el Decreto de Estado de alarma es lamentable. Se necesita una autoridad competente constituida por la coordinación y corresponsabilidad del gobierno estatal, autonómicos y municipales, junto a los sindicatos y entidades de la sociedad civil. Incluso una mesa de coordinación y medidas de choque, de urgencia, para la cuarentena del coronavirus. Necesitamos compromiso colectivo con la ciudadanía que genere solidaridad y convicción para que las medidas no laminen las libertades y puedan convertirse en caldo de cultivo autoritario de talante dictatorial.

9 La política económica que impulsa el trío Trump, Johnson, Bolsonaro, es suicida para la población trabajadora y la naturaleza. Su lema es sostener el sistema productivo, social, económico, político y moral actual ‘a toda costa’ para mantener el poder y estatus de una ínfima minoría privilegiada. Precisamente se necesita un cambio de 180º en la economía y la gran propiedad privada, las condiciones materiales existen, aunque hace falta una estrategia para generar las condiciones de conciencia y organización que ‘expropie a los expropiadores’. La Unión Europea se bloquea incapaz siquiera para coordinar unas medidas generales europeas de emergencia. La concepción de unos ‘Estados Unidos Socialistas de Europa’ la hemos de situar en las perspectivas futuras. El gobierno heleno ha suspendido el derecho de asilo y los jefes de la UE lo aplauden llamando a defender la seguridad de Europa. Negar derechos extiende la epidemia xenófoba; no existe cordón sanitario que frene a la extrema derecha si se arrancan los derechos más básicos a parte de la población.

Vivimos una crisis que está acelerando, entre bajas médicas, cuarentenas y cierres de empresas, el más que previsible reajuste a la baja de la economía mundial que las principales instituciones ya anunciaban para 2020. El estancamiento y caída en la rentabilidad del capital constituye lo que ahora más preocupa a los gobiernos. La prueba se halla en que, de momento, no se ha tomado ni una sola medida para reforzar unos sistemas públicos de salud castigados duramente por la política neoliberal; menos aún se ha hecho para someter y centralizar a control e inspección del poder público a todos los centros privados ante un problema grave para el que todo recurso resulta ya necesario, cuando no imprescindible. Cuando se supere la pandemia y se disponga de una vacuna adecuada para el Covid-19, nos encontraremos con un panorama desolador. Contribuir al post Covid-19 es una de nuestras tareas tanto en el plano emocional y de la conciencia como el de la estrategia y perspectivas políticas.

Terminar con el virus de la pobreza y la desigualdad que es la consecuencia de la globalización capitalista, de su manera de producir alimento y maltratar al planeta y a quienes en él habitamos exige una calle llena como en el 8-M feminista y la acción política decidida de la mayoría de la población. Esa es la verdadera vacuna contra el virus; una vacuna compuesta de valores socialistas y republicanos.

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