Ganar Galicia: la unidad de la pluralidad y un programa común

“Galicia necesita poder decidir su futuro, necesita soberanía, y no un gobierno al que le sobró el poco autogobierno que otorga el modelo autonómico.”

“Se imponen políticas de movilización de vivienda vacía, con medidas fiscales que graven la especulación de los grandes propietarios.”

“Medidas como una renta básica universal para toda la población, que represente un mínimo que garantice la existencia.”

El acuerdo de coalición para las elecciones gallegas entre Anova, las mareas, Podemos y Esquerda Unida fue una mala noticia para el PP de Feijoo.

La fragmentación del voto de lo que en los últimos años fue un espacio que consiguió importantes victorias electorales, era esperada por los populares como agua de mayo.

La experiencia de En Marea, como ensayo orgánico de unidad popular, más allá de lo electoral y más allá de la fórmula de coalición que reuniese a Anova, Podemos, Esquerda Unida, el municipalismo de las mareas y sectores de ciudadanía independiente no cuajó. Eso causó decepción entre la ciudadanía, que lo apoyó en su momento convirtiéndola en la segunda fuerza política de Galicia. Pero esa misma gente sigue siendo consciente de la potencia de esa unidad. Así que lo que diariamente escuchábamos era que nos pusiésemos de acuerdo.

Y en eso centramos nuestros esfuerzos. Como resultado tenemos un acuerdo de concurrencia electoral donde todo el espacio puede sentirse representado y que permite optimizar esfuerzos cara a un reto no menor: desalojar al PP de la Xunta de Galicia, después de 11 años de políticas de destrucción de lo público, de desprecio del autogobierno, de desmantelamiento productivo, vaciamiento demográfico, expolio natural y control y manipulación de los medios públicos y subvencionados.

La alternativa vendrá con toda seguridad de un acuerdo entre PSdG, BNG y Galicia En Común-Anova-Mareas, con lo que el aspecto programático común cobra especial relevancia para que esa mayoría social potencialmente votante visualice un programa de gobierno común y realizable. Hay puntos suficientes para un buen acuerdo que frene la inercia provocada por las políticas austericidas y corruptas del PP.

Sanidad, cultura, lengua, empleo

Puntos comunes que frenen la destrucción de lo público, las políticas contra nuestra lengua y cultura, el expolio natural para hacerse con nuestros recursos naturales, y el desmantelamiento económico y financiero que sistemáticamente llevó a cabo Feijoo. Lo que Beiras definió como etnocidio, ecocidio, exterminio económico y energético.

La defensa de la sanidad pública, un nicho de mercado a regalar a la sanidad privada por parte de Feijoo, provocó un sin fin de movimientos de autodefensa a lo largo y ancho del país por parte de la sociedad civil, simbolizado en última instancia por el heroico movimiento que impidió el cierre del paritorio de Verín (Orense).

Las cifras de negocio de la privada no han dejado de subir en los peores años de la crisis. La recuperación de los derechos laborales en un sector muy precarizado en los últimos años, y de los niveles de empleo, sobre todo en atención primaria, será un eje básico de actuación de un gobierno progresista.

La defensa de la lengua y cultura propias frente a un gobierno que desde la institución agrede constantemente a estos elementos. Derogar el Decreto del Plurilingüismo, un decreto que va en contra de nuestra lengua y que, por ejemplo, impide que se den matemáticas en gallego, será con toda seguridad una de las primeras medidas de ese gobierno.

Las cifras de destrucción de empleo de Feijoo, y sobre todo en el sector industrial y primario, no tienen prácticamente parangón en el Estado, datos que derivan de la falta de inversión pública (el empeño en ser el campeón de la austeridad), en la apuesta por un modelo extractivista colonial, que crea poco empleo y de poca calidad, y en la falta de alternativas para un escenario de transición energética.

En la destrucción de empleo industrial, Galicia es la segunda peor comunidad autónoma y durante 11 años el gobierno Feijoo fue incapaz de establecer un modelo de transición en la industria dependiente del consumo de energía y muy contaminante. Estar en la defensa numantina de la industria dependiente del consumo intensivo de energía como única salida de futuro es la garantía del desastre económico.

Las térmicas son un ejemplo. Son industrias de enclave ubicadas en Galicia en busca de energía barata y tolerancia ambiental. Dos centrales térmicas, Cerceda y As Pontes, fueron instaladas hace décadas, consumieron el lignito local, aportaban el 40% de gases de efecto invernadero de todo el país. Las propietarias Naturgy y ENDESA deciden el cierre y abocan al desempleo a sus trabajadores. El drama consiste en que es la multinacional privada quien planifica y decide, y no lo público, dejando en la estacada a la gente después de años de privilegios a las eléctricas.

El gobierno de Feijoo, con competencias estatutarias para la planificación económica, pero con la conciencia de quien es en realidad el vicario de las multinacionales, no ha movido ni un dedo para prever el cierre de estas actividades que nos dejan para siempre los impactos y se llevan los beneficios.

Se muere un modelo y no estamos preparados para esa transición. Lo están ENDESA y Naturgy que “liderarán” el auge de las energías limpias. ¿Puede ser limpio algo en sus manos? El plan de transición debe estar basado en la democratización de la energía, en empezar por ser dueños de las fuentes de energía. Galicia es una potencia en renovables, pero el 90 % de esta energía está en manos de capital extranjero a través de eléctricas, constructoras, bancos o fondos buitre de todo el mundo. Y lo está porque el PP en la Xunta de Galicia lo fomentó.

La participación pública y de la ciudadanía en la producción eléctrica haría revertir la riqueza creada en el desarrollo endógeno del país, y más donde más lo necesita, en el rural.

Galicia cuenta con algunas empresas grandes y líderes de sus sectores como la automoción y el textil capaces de generar sus políticas de I+D+I, pero, sobre todo, cuenta con empresas pequeñas que necesitan una política pública de I+D+I potente ya que por sí mismas no pueden dotarse de herramientas para el conocimiento.

El abandono del gobierno de Feijoo en estos años hizo que Galicia descendiese en el escalafón a nivel estatal y europeo en lo que a inversión en I+D+I de refiere. Hay que darle la vuelta y priorizar el desarrollo de conocimiento a partir de nuestros sectores primarios tanto el sector mar-industria, una potencia mundial, como el sector agroganadero con un potencial grandísimo de creación de empleo a través del conocimiento y la diversificación, y otros sectores derivados del naval y la automoción.

Territorio, financiación, vivienda

Galicia sufre como nadie el abandono del rural, fruto de la dinámica propia del capitalismo, pero también fruto de las políticas de un gobierno incapaz en 30 años de dotar al país de un modelo administrativo eficaz para afrontar los retos de desarrollo económico y la dotación de servicios.

El reequilibrio del país será otro reto para un nuevo gobierno que deberá establecer estructuras supramunicipales, imprescindibles para afrontar políticas que muchos ayuntamientos no pueden afrontar por su reducida escala e infrafinanciación. Pero también existe el reto de la ordenación del suelo, en un país sometido a la rapiña de la actividad extractivista, incluyendo en esta actividad el cultivo irracional del eucalipto para pasta de papel.

El deterioro del territorio por este desorden interesado, que hace más fácil la actividad de mineras, eléctricas y de ENCE (empresa que maneja la política forestal) fue enorme en estos años. En el subconsciente de los gallegos existe la idea de la abundancia de la producción de nuestras tierras, pero la realidad es que año tras año importamos cientos de millones de euros de producción vegetal que no producimos aquí, sobre todo para alimentación de la ganadería, mientras se reforestan miles de hectáreas agrarias cada año. Una aberración desde el punto de vista del interés general que nunca preocupó a Feijoo.

Por eso, una política de ordenación del territorio, con un mapa de suelos que diferencia entre las aptitudes y proteja aquellos con aptitud agronómica, será primordial para el desarrollo de nuestra ganadería, agricultura y el equilibrio de nuestra balanza alimentaria.

Durante los mandatos de Feijoo se liquidó el sistema financiero gallego, produciéndose la destrucción y privatización de dos cajas gallegas que reunían el 40% del ahorro de todos los gallegos y gallegas, y que fueron vendidas a un banco venezolano más pequeño por aquel entonces que el banco resultante de las cajas.

Un proceso de fusión y privatización con demasiadas sombras aún que se esforzó por mantener el PP durante estos años ocultando información y paralizando la Comisión de investigación. El efecto de la desaparición de un sistema financiero propio fue muy negativo para el acceso a crédito de la gente y PYMES, en una de las Comunidades Autónomas con mayor concentración bancaria, y fue un lastre para la creación de empleo. Sobre todo, después de que el nuevo responsable de lo que en su día fueron las cajas gallegas se dedicase como prioridad a hacer caja con la cartera industrial con ventas de empresas que está ya deslocalizando empleo.

Un país está cojo para hacer política económica sin un instrumento financiero propio y un gobierno progresista debe de trabajar en instrumentos públicos de acceso a crédito para la actividad productiva.

Galicia también sufre las políticas neoliberales en el campo de la vivienda. Sólo un dato porque no habría espacio para desarrollar en este artículo la política del PP en vivienda. En 2010, un año después de llegar al poder el PP, y con la inercia de las políticas del bipartito, se construían más de 2.000 viviendas de protección en Galicia. Al asentarse Feijoo en los años 2014, 2015 y 2016 se construyeron 20 viviendas de protección autonómica.

Galicia que cuenta con 2 realidades en este asunto. La urbana con problemas de acceso a la vivienda de amplias capas de población, sobre todo jóvenes; y el rural donde se destruye, por abandono, un enorme patrimonio, cuenta con 300.000 viviendas vacías, uno de los mayores porcentajes del Estado.

Se imponen políticas de movilización de vivienda vacía, con medidas fiscales que graven la especulación de los grandes propietarios; de construcción de vivienda pública de alquiler allí donde son necesarias (hay 12.000 demandantes inscritos en el registro oficial que no tienen respuesta de la Xunta de Galicia) pero también políticas potentes de rehabilitación, también en el rural, pero que no sea un negocio en manos de los lobbies inmobiliarios.

Una oportunidad para conquistar derechos y también de empleo local.

Las infraestructuras en Galicia fueron pensadas la mayoría de las veces desde intereses ajenos al país. Así hubo una priorización absoluta de la conexión con alta velocidad con Madrid, que aún no se ha completado, mientras se abandonaban absolutamente las conexiones ferroviarias interiores entre ciudades y pueblos, y no se resolvió la conexión con Europa ni con el norte de Portugal, que es nuestro principal socio comercial y con el que nos unen importantísimos lazos históricos y culturales. Aquí también se refleja la condición de colonia interior de Galicia.

Por eso tenemos por delante un plan de infraestructuras que atienda a la conexión con Portugal, a las cercanías entre Coruña y Ferrol, Vigo y Pontevedra, que conecte de una forma competitiva Lugo y Ourense y Santiago con Lugo.

Ese plan deberá de ser liderado por el nuevo gobierno y deberá de ser atendido por el Gobierno español como en el pasado atendió para llenar los bolsillos, sobre todo a empresas madrileñas, con la construcción del AVE.

Derechos

El nuevo gobierno, y no es una cuestión menor, tendrá que comprometerse a acabar con la vergüenza del accidente del Alvia en Angrois, que costó 81 vidas. Deberá ser muy firme exigiendo al gobierno español verdad, justicia y reparación para las víctimas, en un tema donde miembros de las estructuras del Estado se protegen con pactos oscuros de despacho.

En materia de autogobierno tenemos que poner fin a una década sin trasferencias de competencias a Galicia. Ni una consiguió Feijoo, porque no las quiso. Galicia necesita poder decidir su futuro, necesita soberanía, y no un gobierno al que le sobró el poco autogobierno que otorga el modelo autonómico.

Si esa mayoría electoral llega a concretarse será la ocasión para abrir debates y medidas que representen una mejora para el conjunto de la población más desfavorecida. Medidas como una renta básica universal para toda la población, que represente un mínimo que garantice la existencia.

Por último, y hablando de alguno de los ejemplos de las líneas prioritarias de un nuevo gobierno que aspire a transformar y a no defraudar expectativas, está la política de los medios públicos de comunicación y la política con los medios en general. El PP y Feijoo concretamente ha practicado, como ni siquiera Fraga hizo, el control y la manipulación absolutas en la CRTVG y lo ha intentado, y con éxito, con los medios privados más importantes.

Pero también ha ejercido la represión con los profesionales que se negaron a ser agentes del Partido Popular y quieren ejercer su profesión con dignidad. No en vano los profesionales de los medios públicos gallegos llevan más de 90 Viernes Negros de protesta contra estos hechos. El nuevo gobierno tendrá que cumplir con la Ley de Medios y cumplir con las y los que lucharon arriesgando por una información en los medios públicos independiente y veraz.

Son sólo alguno de los ejemplos de líneas en las que un gobierno a tres puede perfectamente coincidir y hacer de ellas ejes transformadores potentes.

Algunas de ellas dependen del presupuesto disponible, y ahí Galicia tendrá que pelear por un sistema de financiación justo, que deberá de caminar cara a una mayor soberanía fiscal, pero otras no dependen más que de la voluntad política. Son sólo algunos ejemplos que nos ayudan a ver que existe un programa político común y que puede tener viabilidad.

La campaña debería de dirigirse más a visualizar esta alternativa que a otros objetivos. La gente que quiere cambio es mayoría en Galicia, como se viene demostrando en todas las últimas convocatorias electorales, pero para movilizarse quiere ver que sí hay una alternativa posible.

Si somos capaces de llegar con este mensaje el 5 de abril derrotaremos democráticamente a una derecha que desangra a este país.

Y este objetivo justifica todos los esfuerzos por la unidad que en clave electoral hemos hecho.

Antón Sánchez

diputado en el Parlamento gallego y portavoz nacional de Anova