El 20 de mayo, el Pleno del Congreso de los Diputados aprobaba por la puerta grande la Ley orgánica de protección integral a la infancia y a la adolescencia frente a la violencia.
Cinco días después y por la puerta de atrás, en la valla de Ceuta, centenares de menores eran expulsados violentamente junto a miles de adultos (6.000 y subiendo). No se respetó derecho alguno. Las devoluciones en caliente son rechazadas por la justicia como contrarias a cualquier garantía. Poco importa; se aplica la Ley de seguridad ciudadana del PP y punto. ¿Qué queda de la “supuesta superioridad moral” de la democracia del 78 frente a reinos como el de Marruecos? Se echaba a niños a los que se había recibido con tanquetas en la playa. La prensa agitó la bandera rojigualda, tocó a rebato, habló de manipulación alauita, de invasión, pero ocultó que se trataba de hambre.
La frontera entre la UE y África (Marruecos) es una de las que registra mayores cotas de desigualdad, más incluso que la mexicano-norteamericana. En Castillejos (Fnideq), la ciudad marroquí del otro lado de Ceuta, se vive una situación verdaderamente angustiosa. La Covid paró la circulación de mercancías entre las dos ciudades y con ello, el trabajo de más de 4.000 porteadoras/es de fardos y otras muchas actividades laborales.
El gobierno hambreador y despótico de Mohamed VI manipuló a su gente y abrió la mano; la necesidad se ocupó del resto. El gobierno de España manipuló a su opinión pública hablando de que la frontera se hallaba en peligro y la derecha aplaudió. Se usaron y se utilizan métodos ilegales para devolver a quienes llegaron y se juega con el miedo al contagio. Detrás de todo ello, un problema colonial profundo: el del Sahara. En el conflicto la política marroquí va ganando gracias a los EEUU y contra las resoluciones de la ONU. Por otro lado, se encuentra la reclamación sobre la propia territorialidad de Ceuta y Melilla. Y en medio de todo, la gente. No habrá solución a ninguna a estas cuestiones sin respetar, precisamente, la voluntad de esas poblaciones. Es decir, sin lograr que ejerzan su derecho de autodeterminación.
La frontera parece ahora más calmada. Los menores ya no son expulsados; se hallan hacinados en naves en Ceuta. Doscientos, que ya estaban antes de las llegadas de estos días, deben ser trasladados con urgencia a la península. Los gobiernos autonómicos del PP juegan a que no les toque. ¡Hablamos de no más de 10 niños por comunidad! Abascal encrespa y viaja. El racismo institucional de la ley de extranjería, la última reforma (restrictiva) del programa de protección internacional (asilo) y el rechazo a más del 90% de sus solicitudes hacen su trabajo a favor del lado oscuro de Vox. Lejos de debilitarlo, lo apoyan y justifican. Sin libertades, sin derechos, sin verdad no puede doblegarse a la extrema derecha.
Avance efectivo en derechos necesitan también con urgencia las mujeres. Cinco mujeres y un niño han sido asesinados esta semana. Hay que declarar una emergencia feminista. Se levantan las restricciones a la movilidad, vuelve la mujer a la calle, el maltratador teme perder su dominio y retornan los crímenes. Hay que reforzar en toda su transversalidad la lucha contra el machismo justificador del privilegio. Faltan más dinero, medios y medidas, algo para lo que la abstención del PSOE, que bloqueó la “Ley trans”, no ayuda en absoluto.
Lo que en cambio sí que ayuda a avanzar es Chile. Allí, las potentes movilizaciones de hace un par de años han alumbrado un proceso constituyente que ahora, a través de una cámara paritaria, definirá qué derechos debe tener la población del país. Estaremos atentos.