la FUNDACIÓN


La Aurora participa esta semana de una delegación europea a Lviv, Ucrania, formada por organizaciones políticas y sindicalistas, con el ideario de ofrecer y dar apoyo a todas las formas de la resistencia ucraniana (civil, militar y pacifista) a la invasión militar depredadora de Rusia; la delegación busca confraternizar con la población, con entidades y milicias de la izquierda y con organizaciones sindicalistas. Pedimos contribuir a este apoyo con difusión y aportaciones económicas.

Unirse a la reunión Zoom
https://us02web.zoom.us/j/89159383685?pwd=dmc3MU12ZFpNb3VXYVZjV1oyaE9DZz09

Por si lo pide
ID de reunión: 891 5938 3685
Código de acceso: 182127


Crónicas ucranianas

Por Alfons Bech

Lviv: donde no hay guerra…pero se la oye

He llegado a la ciudad de Lviv. Formo parte de una delegación internacional que tomará contacto con sindicatos, asociaciones civiles y de izquierdas. Somos dos docenas, 24 personas. En la delegación hay sindicalistas, feministas y ecologistas de Francia, Estado español, Bélgica, Suiza; representación de partidos políticos de Francia, Suiza, Alemania; y parlamentarios de Polonia, Dinamarca y Finlandia. Formamos parte de la red Europea de Solidaridad con Ucrania, una red que agrupa ya 178 nombres de 17 organizaciones de Europa, 2 de Estados Unios y Canadá y personas individuales.

Durante el viaje por bus desde la frontera Polonia hasta Lviv la prueba de que existe una guerra en marcha es precisamente en el mismo paso de un país a otro. Allí se puede ver colas de refugiados, habitáculos preparados para recibirlos y algún autocar con cartel de Ayuda humanitaria. También hay una larga cola de camiones que quieren entrar a Polonia, parados. No tengo explicación del porqué.

A la entrada de Lviv hemos visto el único check-point. Pero una vez ya en la ciudad las calles aparecen limpias, la gente pasea con normalidad. Llegamos al hotel y tenemos el primer contacto político con la organización anfitriona, el Movimiento Social. Se trata de una organización que tiene un carácter político de izquierda, pero no están constituidos aún como partido político. Se dedican a ayudar a la resistencia, en particular a la clase trabajadora. Ofrecen asistencia legal a sindicatos, sindicalistas, trabajadores. También ponen en contacto a sindicatos y otras asociaciones civiles, como feministas, ecologistas u otras de otros países que quieren trabajar en solidaridad con Ucrania. Su composición es gente joven, muchos de ellos estudiantes, y también profesionales e intelectuales.

Nos cuentan grosso modo que la situación de la clase obrera está completamente condicionada por la ley marcial, a causa de la guerra. Están prohibidas las huelgas; los trabajadores esenciales pueden ser obligados a trabajar hasta 12 horas; la mayoría de trabajadores del Estado no han cobrado la paga. Los sindicatos han aceptado estas duras medidas. Mañana hablaremos con representantes de los sindicatos y sabremos con más detalle lo que comporta la guerra.

La charla de introducción incluye la visita al sótano del hotel, un lugar reducido con una cocina y cuatro mesitas de comedor donde, en teoría, deberían bajar todos los clientes y empleados del hotel, en caso de se escuche la alarma por bombas. “Eso es lo que recomendamos”, nos dicen.

Luego nos llevan a visitar Lviv. Una ciudad preciosa que ha sido centro turístico durante muchos años por lo bien conservada y cuidada. Hoy el único “turismo” que va es el político y de solidaridad. Kiev, la capital es el centro para las visitas oficiales, de jefes de gobierno, autoridades de renombre internacional. Pero Lviv es un centro más operativo (y más tranquilo y apropiado) para poder hacer reuniones, charlas, acuerdos, sin tanta prisa. Para conocer mejor el activismo, pues los que se dedican a esa relación internacional viven o alguno se desplaza hasta esta ciudad.

En el trayecto de bus que tomamos nos muestra un detalle de cómo es la ciudadanía de Lviv: como la puerta de delante donde se paga está llena, vemos que suben a la de atrás. Inmediatamente pienso “se han colado”. Pero no: dan el billete de 10 cópecs al viajero de al lado y este lo va pasando hasta que llega al conductor, que también cobra. Y no sólo eso: a veces recibe por el mismo medio la vuelta. El compañero Olivier Besancenot que también observa la operación, comenta “esto en París sería imposible”. Yo creo lo mismo de Barcelona.

Los de la delegación estamos a punto de entrar en un bar cuando escuchamos un sonido que parece una alarma. Nadie hace caso. Nos miramos entre nosotros y nos preguntamos “¿has oído una alarma?”. Todos asienten, pero suena otra vez y la gente sigue tomando sus cervezas tranquilamente en la calle. Por precaución decidimos entrar dentro del bar.

Hablando con un anfitrión, científico que tiene familia y ahora se dedica a esta tarea política, se ensombrece su cara cuando le pregunto cuánto tiempo cree que puede durar esta guerra. “No lo sé, nadie lo puede saber. No depende de nosotros”. En muy poco tiempo la resistencia ucraniana ha tenido que madurar y asumir tareas inmensas.

Alfons Bech

4 de mayo de 2022

***

Los sindicatos y la guerra

Los sindicatos de Ucrania, como en muchos países antiguamente llamados socialistas, están formados por una parte oficial y una parte creada más recientemente, a partir de la caída del muro de Berlín, llamados también sindicatos libres. La primera está ligada más o menos a los gobiernos y sigue las consignas de arriba y está organizada con dos centrales sindicales que tienen a su vez las ramas industriales o servicios. Los sindicatos libres no tienen por ahora una central y surgen en cada ramo de producción o servicio o, incluso, en una región. Seguramente es el mismo proceso que siguieron muchos de los actuales sindicatos en Europa y en el mundo antes de que se constituyeran las centrales sindicales nacionales.

He estado en una conferencia en la que han hablado representantes de los sindicatos libres, así que sólo puedo hablar de ellos. Pero, para empezar, debo situar al lector en el contexto que estamos hablando. Ucrania está en guerra tras ser invadida por Rusia el 24 de febrero y el gobierno ucraniano ha decretado la ley marcial. Eso quiere decir una restricción casi total de las actividades reivindicativas que tienen que jugar los sindicatos: está prohibido hacer huelgas; hay que aceptar los cambios o prolongación de horarios; no se pueden pagar los salarios completos, etc. Los sindicatos, oficiales o libres, han aceptado esta situación. Entonces, ¿qué papel juegan durante esta guerra?

El dirigente sindical ferroviario del Depósito de Kiev, Olexander Skyba, dice: “los ferroviarios no sólo transportamos personas. También transportamos materiales y ayuda necesaria de una ciudad a otra. En estos momentos es la forma de movilidad y transporte más importante de Ucrania. Sin el ferrocarril muchas ciudades quedarían aisladas. Los rusos consideran al ferrocarril como un enemigo y destruyen los vagones y máquinas que transportan medicinas, insulina, comida. Dejaron pasar algunos medicamentos por la presión internacional, pero destruyeron el ferrocarril. En estos momentos los ferroviarios tenemos una gran responsabilidad en el país.”

Yurii Salmoilov, dirigente del Sindicato Independiente de Mineros de Ucrania dice que “es muy importante la comunicación de la izquierda europea con la izquierda ucraniana. Esta conferencia debe servir para consolidar la relación. El sindicato minero es la alternativa que tenemos”. Al acabar nos sorprende a todos los occidentales al levantar el puño. Se ve que la prohibición oficial del Partido Comunista hace ya años no ha afectado la ideología de muchos viejos militantes.

Vasily, otro líder minero nos dice que “500 miembros del sindicato están en el ejército. Mi mensaje a todos los sindicatos, parlamentos y gobiernos es que dejen de importar el gas, petróleo o carbón de Rusia. Que dejen de alimentar el monstruo”.

Pavlo Oleshchuk, del Sindicato Atómico de Ucrania, explica las duras condiciones en que trabajan: “a pesar de los ataques que hubo a la central nuclear más grande de Europa, los trabajadores continuamos trabajando. Cuando las tropas rusas abandonaron la parte que ocuparon de la central sólo encontramos destrucción y basura en las salas, no sabemos si fue una orden de los mandos o no. Ahora seguimos trabajando “mandados” por los rusos, aunque ellos no siguen ahí. El objetivo es recuperar el anterior nivel económico… No estamos cobrando los salarios. En marzo cobramos sólo 70 dólares…”

Un científico interviene: “pedimos ayuda para Ucrania, no sólo para ayudar a los ucranianos, sino para ayudarnos todos. El imperialismo agrede a todos los pueblos del mundo, a diferentes naciones, por lo que toda solidaridad obrera, toda ayuda por los derechos sociales, es bienvenida.” También entra en el debate político: “Zelensky fue elegido democráticamente. No aceptamos otra visión del pueblo ucraniano. Queremos y esperamos la victoria de Ucrania. No queremos aplastar a Rusia, en caso de que pudiéramos. No somos imperialistas”.

Al finalizar el debate me acerco a Olexander, el ferroviario y le digo que yo también trabajé en el ferrocarril. Se le ilumina la cara y enseguida me invita a ir a Kiev a subir en un tren. Le digo que no puedo, que por ahora no, pero le acepto su invitación para más adelante. Le hago entrega de una pequeña donación económica que hemos recogido para los sindicatos. En el descanso para comer me invita a una cerveza ucraniana que, para mi sorpresa, está en una botella de plástico de un litro. La amabilidad de esta gente no la veía hace tiempo. Casi, casi…me voy a Kiev…Otra vez será.

Alfons Bech

6 de Mayo de 2022

***

¿Qué dicen feministas, ecologistas, gitanos?

Siempre hay que preguntar a las minorías o, sin ser minoría, sobre todo a las mujeres, para saber qué grado de cultura y progreso ha alcanzado una sociedad. Durante estos días que estoy en Lviv he tenido ocasión de escuchar a activistas de organizaciones diversas que hablan de la situación interna de Ucrania respecto a temas sensibles como feminismo, racismo, destrucción ecológica. Esto es lo que podido recoger de sus informaciones y opiniones, tras el filtro de las traducciones de ucraniano a inglés o, a veces, en francés.

 Ksenia, una mujer activista del grupo Feminist Workshop, nos cuenta que en las ciudades o pueblos ocupados por los rusos la situación es muy difícil para las feministas. Muchas activistas han sido asesinadas. Esto y otras brutalidades han hecho que la gente normal que nunca se había metido en política haya salido a protestar contra las tropas rusas en la calle.

“Las tropas rusas incorporan la homofobia como parte oficial de la nueva situación en tierras ocupadas. Es una cultura patriarcal dominante que ataca a la cultura europea como “gai-europea”. Y eso se traslada a los políticos de nuestro país. Los militares rusos y el ejército defienden la idea de que, si los políticos no son capaces de satisfacer a las mujeres, es por ese motivo que hay lesbianas en Ucrania. No se trata sólo de una guerra por defender la tierra y la independencia de nuestro país, sino también por nuestros valores”.

En Járkiv y otras ciudades las activistas van a recibir a las personas que llegan como refugiadas de otros lugares, sobre todo mujeres y niños. Se han constituido cinco cooperativas feministas. Hacen masages, pircings y otros servicios para contribuir a una vida normal. En ellas hay jóvenes llegadas de todas las regiones de Ucrania y toman las decisiones por consenso. El 80% de las activistas están integradas en el la defensa territorial luchando por la victoria de Ucrania. De hecho, hoy es el país europeo donde las mujeres tienen más peso en la defensa armada. En general, el 50% de las mujeres están en tareas de defensa.

Ulyana Ustinova, de la Fundación KSENA Charitable explica la grave situación de explotación sexual de las mujeres ucranianas. Las redes mafiosas se han incrementado y hoy hay muchas mujeres que han sido enviadas para esta explotación a Rusia, Polonia y Turquía. Es el negocio del porno.

Iryna Yuzyk, de People’s Action aborda las violaciones a mujeres y niñas. Se trata de una violencia sexualizada cuyo objetivo es la destrucción emocional. La violación es una tragedia no sólo personal sino también social por sus efectos. Por ejemplo, la decisión de abortar a veces las mujeres la toman fuera de plazo seguro y eso comporta muchos problemas pues se criminaliza el aborto ilegal y es más peligroso. También la legalización del uso de armas puede convertirse en un peligro para mujeres, niñas, niños. La guerra trastoca las normas tradicionales y patriarcales y, por lo tanto, que las decisiones sean sólo de los hombres plantea un conflicto.

Iryna Yuzykm, de Acción Popular, dice que en las ciudades muchos hombres han perdido la vida y sólo quedan las mujeres y sus hijos. Han perdido sus trabajos y fuente de alimentación. Tienen una red de médicos internacionales que manda medicinas y su organización las distribuye por el frente en el ejército y la defensa territorial. Los anarquistas tienen su cooperativa y trabajan dentro de la defensa territorial. Pero se queja que el transporte del material es muy alto, entre 5 y 7 mil euros.

Serhii Mouchan es miembro de Operación Solidaridad, una red de resistencia antiautoritaria que ya existía antes de la guerra. Uno de sus objetivos ahora es la defensa de las mujeres. El primer periodo tras la guerra fue caótico, reunieron activistas de toda ideología: de izquierdas, sociales, anarquistas. Organizan envíos de materiales allí donde hace falta y cuentan con el apoyo de sindicalistas.

Julian Kondur representa a la Fundación de Mujeres Gitanas, Roma Women Fund. Para él no hay diferencia entre la implicación ideológica de una ONG y el Movimiento Social (nombre de una organización de izquierdas) porque están ambos implicados socialmente.

La mayoría de gitanos provienen del Este y Sudeste y sufren una situación de marginación. Pero la mayoría están ahora en el ejército. Las mujeres y niños sufren una situación dramática cuando cruzan la frontera porque los gitanos no tienen papeles. La estrategia para buscar su defensa ha sido acogerse a la cláusula europea de protección de las minorías. Con ellos el gobierno ha decidido crear un gabinete especial para poder dar documentación a esas personas. Necesitamos ayuda de los europeos para poder salir más fuertes en derechos después de esta guerra. También señala que la mayoría de medios de comunicación rusos desfiguran los ataques a gitanos en Ucrania para  presentarnos como una sociedad racista y violenta.

Oleh Stavytskyi, de la organización ecologista Ecodia muestra en un contador la cantidad de millones que los países europeos y del mundo están pagando a Rusia por el gas, petróleo y carbón. La suma es realmente enorme. La petición de su organización es que haya un boicot a estos productos. 

Durante una charla que tuvimos con varios grupos ecologistas de Ucrania me entero de cómo los oligarcas se están aprovechando de la situación de guerra. Por ejemplo, Ucrania dedica la mitad de todas sus tierras a la agricultura y buena parte a la exportación de granos, semillas. Los rusos han minado parte de las tierras, entonces el gobierno está promoviendo decretos en los que puedan ser invadidas zonas naturales protegidas. También la invasión de las zonas naturales sirve para poder edificar.

Una de las campañas que llevan desde hace un tiempo es la defensa del bosque primario de los Cárpatos, en la región de Svydovets. Esta es una región casi única del Centro y Este de Europa que se extiende desde Chequia, Polonia, Hungría, Ucrania y también Rumanía y Serbia. En la parte de Ucrania están talando el bosque primario para hacer una estación de esquí. La guerra está pues dando nuevas “oportunidades de negocio” a costa de la naturaleza y de la gente pobre que no puede comprar tierras al estado, pues la mayor parte del bosque es del estado.

Una carta de 40 organizaciones ecologistas ucranianas pide la entrada a la Unión Europea. Su objetivo es que, formando parte de la UE podrán acogerse a leyes ambientales más proteccionistas. En el debate surge la pregunta: pero si la Unión Europea sabe que mucha de la madera de Ucrania sale de zona protegida ¿por qué no pone un freno a las empresas europeas que la importan? Al final aceptan que también hay mucha hipocresía en la UE, pero creen que estarán mejor dentro que fuera.

Alfons Bech

8 de mayo de 2022


Declaración de La Aurora (organización marxista)

¡Viva Ucrania libre!

¡Fuera las tropas rusas!

Por una Europa unida de los trabajadores y pueblos, desde el Atlántico a los Urales

Las tropas rusas invadieron Ucrania el 24 de febrero. Desde entonces, Rusia ha mostrado su absoluto desprecio por la población inocente, bombardeando escuelas, hospitales, barrios trabajadores, plantas nucleares o químicas, sometiendo a un feudal asedio la ciudad de Mariupol y liquidando población civil como se muestra en las poblaciones cercanas a Kiev, abandonadas por las tropas rusas. Esta es una guerra imperialista clásica en la que Rusia quiere el control de las riquezas del territorio: agricultura, tierras raras, control del gas… Todas las excusas sobre la “nazificación” de Ucrania, o sobre el pretendido papel “liberador” de esta guerra (que ni siquiera Putin menciona por su nombre), han quedado desmentidas por los hechos, especialmente por el levantamiento y resistencia del pueblo ucraniano, que muestra las mentiras del régimen ruso.

¿Deberíamos mantener una neutralidad entre ambos bandos? Estamos por la disolución de la OTAN. Rusia estaba cada vez más rodeada y amenazada económicamente por la UE y la OTAN, pero en concreto no estaba militarmente amenazada. No somos neutrales: en esta guerra imperialista estamos sin reservas al lado de Ucrania contra Rusia pues no existe sólo un imperialismo en Europa y el mundo. La idea de Putin de que Ucrania no es un país, sino que forma parte de Rusia, es una nueva versión del imperialismo zarista, la negación del derecho a existir de naciones independientes, como antes ya hizo con Chechenia o Georgia. No en vano Putin ataca a Lenin y su política de autodeterminación nacional. Y ahora los ideólogos al servicio de Putin empiezan a teorizar la necesidad de “desucranizar” Ucrania y a justificar la liquidación de millones de ciudadanos por su supuesto apoyo a un régimen “nazi”.

¿Esto significa que estamos también por el envío de armas al ejército y voluntarios de Ucrania? Sí; en medio de una guerra la parte oprimida y agredida tiene todo el derecho y deber de defenderse. Apoyamos que Ucrania busque y obtenga las armas necesarias no importa dónde para frenar el ejército ruso. Como apoyamos las valientes protestas rusas por la paz.

¿Ayudar a Ucrania no significa reforzar el polo imperialista occidental bajo la égida de Estados Unidos? No, debilitar el régimen de Putin por medio de la autodefensa de Ucrania, del aumento de la oposición a la guerra en Rusia, de las manifestaciones y acciones europeas contra la guerra y por la retirada de tropas rusas, y de sanciones selectivas contra oligarcas rusos, no reforzaría el imperialismo occidental sino la acción independiente de los pueblos respecto a los actuales gobiernos imperialistas.

¿Apoyar Ucrania significa también dar apoyo al gobierno de Zelenski? Apoyamos al gobierno Zelenski en todo lo que significa su lucha y resistencia contra la invasión rusa y su defensa por la independencia y soberanía de Ucrania. No estamos de acuerdo en sus medidas neoliberales contra los propios trabajadores ucranianos ni en el apoyo que tiene de los oligarcas y su corrupción, ni en congeniar con el nacionalnazismo ucraniano. Estamos con los trabajadores y el pueblo ucraniano.

¿Esto significa que estamos a favor de un rearme de la OTAN frente a Rusia y de un aumento de los presupuestos militares en la Unión Europea? No, en absoluto. El motivo de fondo de la guerra de Putin es dominar una zona de influencia europea, tal como Estados Unidos hace con América, como “su patio trasero”, o en Irak. Pero reforzar la OTAN, instrumento militar bajo el mando de Estados Unidos, es un preparativo para una nueva guerra imperialista de carácter más amplio en Europa. La guerra es “la política por otros medios” y lo que surge de la pandemia, agotamiento de minerales y combustibles fósiles y cambio climático, es una aceleración de la competencia interimperialista. Es el mismo militarismo depredador de Putin quien está echando a parte de la izquierda y de la opinión pública a confiar en la OTAN, con el temor por la paz y la seguridad, aderezado por el militarismo estadounidense y europeo.

¿Debilitar al imperialismo ruso y que no salgan fortalecidos la OTAN, la UE y Estados Unidos, no refuerza el imperialismo chino? China ya lleva reforzando su papel en la economía mundial, particularmente en América, África, acaparando tierras, fuentes energéticas y de materiales, y alianzas dependientes. Esta guerra en territorio europeo le sitúa en mejor posición en vista de que puede debilitar a ambos imperialismos y hacer más dependiente a Rusia. China “mira y espera” para salir reforzada como potencia dominante.

¿Qué papel juega la guerra en la subida de los combustibles, la electricidad, los precios? La guerra precipita las consecuencias de la crisis económica que la globalización no resuelve. La guerra ha trastocado las expectativas y planes económicos de la postpandemia. Los problemas que arrastraban las economías capitalistas: agotamiento de las energías fósiles, estancamiento, inflación, límite de minerales y materias, cambio climático… se multiplican con la guerra real y la económica. Mientras todo se encarece, empezando por la electricidad, el gas, gasoil, la alimentación, la vivienda… el gobierno español, como otros gobiernos europeos, nos meten en una escala armamentista para rearmar la OTAN y depender más de la energía USA. La guerra la paga el pueblo, pero llena los bolsillos de los más ricos, especialmente bancos, energéticas, farmacéuticas, armamentísticas. No tocar el bolsillo a los ricos, como hacen el gobierno Sánchez o los autonómicos, significa la guerra contra los más pobres. Las huelgas que empiezan ahora son el preludio del endurecimiento de la lucha de clases que viene. Si el gobierno no gira hacia la izquierda, le abrirá el camino a la derecha populista y xenófoba. Lo que necesitamos es la escala móvil de salarios y pensiones; fuertes impuestos al oligopolio de eléctricas, gas, petróleo; nacionalización de la energía de pantanos; vivienda, pan, salud, educación, energía para todos. Iniciar la transición hacia energías sostenibles y locales, comercio local, sin más dilación. Y una renta básica universal a costa del 20% más rico.

¿Qué hacer ante el mayor éxodo de la historia reciente europea? El éxodo de cuatro millones de personas de Ucrania que huyen de la guerra, sobre todo mujeres y niños, es un drama como no se veía después de la segunda guerra mundial. Es un deber humanitario y de ayuda a la resistencia acoger y ofrecer toda la ayuda posible a estas familias y personas ucranianas. Debemos abrir las puertas en toda Europa y exigir una regularización inmediata, sin apenas burocracia. Y aprovechar para exigir el mismo trato hacia todas las demás personas refugiadas que, por guerras, cambio climático o saqueo colonial de su pesca y riquezas, llegan a nuestro continente.

¿Qué seguridad y futuro podemos tener? Esta guerra europea inaugura un nuevo periodo. El de la globalización capitalista muestra ya sus límites. Los imperios ruso, americano, europeos y chino se preparan para una feroz competencia, que pueden llevar a la extensión de la guerra. En Europa se juega ahora, de nuevo, si salen debilitados los imperialistas o la clase obrera y el pueblo. La permanencia del bloque militar de la OTAN no sólo no es ninguna garantía de paz, ni de seguridad, ni de libertades, sino que es preparación de más guerras contra cada pueblo y entre pueblos para salvar al capitalismo decadente que nos arrastra hacia un horrible caos económico, social y climático. Tenemos que iniciar el tránsito cuanto antes hacia otro sistema más justo socialmente, libre, comunal, de respeto a la autodeterminación de los pueblos y a la soberanía ciudadana e igualitario, un ecosocialismo democrático y feminista. 

¿La única unidad posible en Europa es aislando Rusia de ella? Estamos en contra de la rusofóbia que destila odio y división de Europa. Las prohibiciones de artistas y atletas rusos es una nueva muestra de inhumanidad e incultura que impregna el capitalismo y sus mitos de fabricar “pueblos buenos y pueblos malos”. La unidad de Europa no vendrá de la OTAN ni de la Unión Europea de los monopolios, incapaz de tener una Constitución democrática, sino de la lucha unida de los pueblos contra Putin y contra la OTAN y contra unos Estados que han pactado la UE en función de las grandes multinacionales y Bancos, pero a espaldas de la voluntad soberana popular. Es imprescindible ahora presionar nuestros gobiernos con manifestaciones y acciones por la paz, necesitamos construir una perspectiva concreta, independiente de la UE: una Europa de pueblos libres, Unida desde el Atlántico a los Urales, sin capitalismo depredador y sin guerras armamentistas o comerciales. Paz entre pueblos y guerra contra los explotadores.

Las diversas izquierdas y movimientos que quieren luchar por la paz y contra la guerra debemos encontrar la manera de defender Ucrania de las bombas y defender la economía y la vida de las clases trabajadoras. ¡Hagámonos fuertes en la acción unida! Defendemos el compromiso e implicación sindicalista para rehacer lazos entre las clases trabajadoras de Ucrania y de toda Europa incluida Rusia! Preparemos una gran acción europea contra la guerra de Putin, contra el rearme, por una Europa unida de los trabajadores y los pueblos.

¡No a la guerra: el 24 de abril, manifestaciones en toda Europa!

7 de abril de 2022


Aquí abajo tenéis los enlaces a las Crónicas ucranianas y más artículos que pueden ayudar a entender esta situación de guerra imperialista en Europa