Perdió la derecha

Antes de que acabemos de darnos cuenta del significado de estas elecciones del 28 de abril, estaremos votando de nuevo. La cita municipal, europea y autonómica es el próximo 26 de mayo. Así que, de manera previa a vernos devorados por la urgencia, resumamos unas primeras ideas que necesitarán todavía bastante digestión.

1.- El tridente de Colón (PP, C’s y Vox) vino a por todo y se fue sin nada. No suma para gobernar, tampoco para forzar su anhelado 155 desde un Senado que ya ha perdido. El PP (66 diputados) anda muy tocado y Casado, su jefe,  todavía más, aunque no ha habido el sorpasso de C’s soñado por Rivera (57 diputados). Los 24 diputados de Vox podrán predicar en el Congreso, pero se parecerá a como si lo hicieran en el desierto. Se constata, una vez más, que la España del 78 no es gobernable contra un 25% de su PIB y el 20% de su población, representados por Catalunya y País Vasco.

2.- Sánchez y el PSOE ganaron las elecciones, pero se quedan lejos de la mayoría. Sus 123 diputados le dan parte del oxígeno que buscaban, tanto el propio Sánchez como el gran empresariado, la banca y el aparato de su partido. El PSOE ha capitalizado el voto del miedo que provocaba el tridente. De ese temor en forma de votos se valdrán ahora para tener las manos más libres. Sánchez afirma que él no establece cordones sanitarios frente nadie, a la vez que, en la misma frase, forja uno nuevo al afirmar no querer “acuerdos con partidos que estén fuera de la constitución”. Mientras, en ese mismo momento y a las puertas de Ferraz, se gritaba: “Con Rivera, no”. Veremos.

3.- Unidas Podemos retrocede y pierde aproximadamente un millón trescientos mil votos. Todo indica que, en buena medida, se trata de votos que se han marchado al PSOE. Se quiera o no,  se abre así el enésimo proceso de reflexión sobre el papel que debe ocupar una imperfecta coalición que en el último tiempo ha restado más de lo que ha sido capaz de sumar. Pasar de los 73 diputados que proporcionaban todas las confluencias en la anterior legislatura a los 42 actuales no resulta un detalle menor. Unidas Podemos pierde autonomía y recuperarla, exige un giro. Un giro hacia una unidad en la que es insustituible, pero que ahora se atoja lejana y que se precisa forjar de nuevo entre todas las fuerzas que hicieron posible la moción de censura que echó a Rajoy y que olía a un más allá republicano con derecho a decidir.

4.- En Catalunya y en Euskadi, siguen avanzando las fuerzas independentistas y sobernanistas que defienden criterios de radicalidad democrática ante esta Constitución (autodeterminación, referéndum y república). ERC (en coalición con Sobiranistes) representa la primera fuerza en Catalunya con 15 diputados. Bildu ha llegado a 4. Todos juntos, más PNV y Junts per Catalunya suman ya algo más de dos millones de votos. Hace 3 años apenas pasaban del millón y medio. Se reafirma la imposibilidad de afrontar la parálisis que sufre el régimen sin contar con esa importante representación de la voluntad popular. A la par, los mismos números y la recuperación del voto socialista en ambos territorios marcan un límite y refuerzan la necesidad de la suma con otros, con otras visiones que también comparten leyes y normas en el actual reino de España.

5.- Los resultados del domingo son hijos del miedo de la mayoría de la población al triunfo del tridente de Colón, pero además constituyen la prueba de que el vector social y el territorial continúan apretando el zapato del régimen. El primero, encuentra en estos resultados electorales un ir tirando hasta que la burocracia de Bruselas, en nombre del gran capital y la banca, apriete exigiendo más recortes en déficit, pensiones y servicios. El asunto territorial tiene en el juicio al procés un hito que más pronto que tarde desnudará la asfixia democrática que envuelve la Constitución del 78.

Mientras todo ello sigue madurando, el 26 de mayo tenemos la oportunidad de votar contra la Europa fortaleza que se construye contra los derechos y al servicio de ese gran capital. Tenemos la ocasión de votar también a favor de un giro social en la mitad de las autonomías, empezando por Madrid, y la oportunidad de hacer de nuevo de nuestros ayuntamientos, de la mano de las candidaturas del cambio de 2015, un marco que abra  derechos y exija democracia a la vez que frena la codicia de los poderosos y sus planes privatizadores y de especulación sobre la vivienda, el suelo y los servicios. d0 Lis