Reino de España: Pensionistas movilizados

Varias decenas de miles de personas procedentes de todo el Estado se manifestaron en Madrid el pasado 15 de octubre. Esta vez el malestar social de una parte de la población se ha fundido en las calles de la capital del reino con el llamamiento inicial de COESPE (Coordinadora Estatal en Defensa del Sistema Público de Pensiones) Algunas habían llegado caminando desde Valencia, encabezadas por la compañera Luisa de 82 años. Las exigencias de este sector de la clase trabajadora son muy claras: La subida salarios y pensiones según el IPC, la eliminación de la brecha de género, en defensa de las pensiones públicas y contra su privatización y una auditoría pública sobre las cuentas de la Seguridad Social.

A lo largo de estos casi cinco años de lucha y movilizaciones del movimiento pensionista, esta ha sido la segunda más numerosa, un toque de atención para navegantes. Un movimiento sostenido en muchas asambleas locales de base repartidas por todo el país, con reuniones periódicas, acciones de protesta regulares y con una especial capacidad de movilización en Vizcaya.

Esta lucha tenaz está sirviendo de aliciente para otros sectores de la clase trabajadora. En muchas ocasiones nos encontramos con gente que dice: “sois un referente” o “sois un ejemplo a seguir”. La organización de este movimiento, en cierto sentido parecida a la del 15M, en la calle y en las plazas, un espacio de participación fluctuante pero permanente, reúne a muchas luchadoras y luchadores y sindicalistas del final del franquismo y de la transición y, probablemente, por eso aguanta y tiene empuje.

En este cuadro se puede apreciar la situación de los pensionistas en España. La mayoría no llega a los 900 euros y en el caso de las mujeres no alcanzan los 600. Las pensiones públicas dignas no son un gasto, ni un regalo, ni mucho menos un privilegio. Son un derecho generado a lo largo de la vida laboral activa, mediante las cotizaciones sociales (que son salario indirecto de las personas trabajadoras), a través de un sistema solidario de reparto. Ya que algunos hablan tanto de la Constitución, su artículo 50 dice que “Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad”.

Regularmente se desata una ofensiva de la derecha y de los poderes económicos amenazando con la imposibilidad de sostener el sistema público, para recortar derechos y ofrecer ese gran botín a la banca privada. Para combatir los intentos de privatización de las pensiones, para defender su carácter público y para garantizar percepciones adecuadas se manifestaron los pensionistas en Madrid.   

En la preparación de la movilización se han constatado algunas de las dificultades del movimiento. Por sí solo no podrá hacer frente a los ataques neoliberales, pararlos y reconquistar el terreno perdido. Se hace cada vez más evidente la necesidad de incorporar a la lucha por las pensiones, las actuales y las futuras, a los trabajadores en activo e incorporar a los movimientos sociales. Para ello se amplió la perspectiva y las consignas. A la de la subida de las pensiones se unió la subida de los salarios, también según el IPC (la media de convenios firmados es del 2,6% y muchos sin cláusula de revisión) y la defensa de los derechos sociales muy deteriorados tras recortes y privatizaciones.

El siguiente paso, estructurar el movimiento unitario que diera cuerpo organizado a esos objetivos, era el más difícil. De un lado resulta imposible llegar a pactos con la clase obrera en el tajo o la fábrica sino se llega a compromisos con los sindicatos existentes, que son la base estructural para dar pasos para el debate y la acción. En algunos lugares, como en Barcelona, a pesar de las tendencias en sentido contrario, se impone la actitud sectaria hacia los sindicatos mayoritarios que imposibilita en la práctica el acuerdo común sobre bases compartidas. Es destacable las acciones que en solidaridad con empresas en luchas se han realizado en poblaciones, como en Rubí, y las charlas conjuntas con otros sindicatos, incluidos los mayoritarios.

A diferencia de la movilización contra Rajoy por su propuesta de solo aumentar las pensiones en 0,25%, esta vez se estableció un marco de alianza, en el llamamiento unitario con los movimientos sociales como Marea Blanca y otros de Catalunya, y del estado, con el movimiento obrero en la defensa de los salarios, así como el movimiento pacifista. Y en lo sindical también. No hubo pronunciamiento de apoyo explícito de las direcciones de las centrales mayoritarias, pero tampoco lo hubo en contra. La presencia de trabajadoras/es afiliados a esas centrales y de secciones sindicales marca una tendencia. Si bien es cierto que perdura un discurso contra CCOO y UGT en general, cada vez coje más peso la idea de unir a la marea de pensionistas con los trabajadores y trabajadoras en activo, por lo cual es imprescindible contar con la afiliación de los sindicatos mayoritarios, hecho que conlleva inevitablemente, el buscar acuerdos con estas centrales sindicales.

En este escenario, COESPE y el conjunto de movimiento pensionista va a proseguir la movilización y la información con una acción en todos los pueblos el día 19 de noviembre, que será la continuidad de este 15 de octubre. En el proceso de su convocatoria invitaremos y estableceremos alianzas con todas las organizaciones sociales y sindicales de la sociedad que compartan estos objetivos para conseguir una nueva y más extensa jornada de protesta.

Abel Rodríguez

de la asamblea de pensionistas de Barcelona.

Martín Pretel

de la asamblea de pensionistas de Rubí.