1. Las pasadas elecciones del 28 de abril han movilizado a una buena parte de la población. Más participación que en las últimas cuatro. Habrá que remontarse a las generales de 2004 con una participación del 77,3%, que superaron levemente las del pasado 28 de abril que llegaron al 75,8%. Un poco lejos de las elecciones generales más participativas que fueron las de 1982 con casi el 80%.
2. La ley d’Hondt sigue distorsionando algunos resultados de forma significativa. “Una persona, un voto” no se cumple. Esta característica electoral no es nueva, pero no está de más volverla a recordar. No cuesta el mismo número de votos obtener un diputado o diputada. El partido que más votos ha necesitado por escaño es Compromís con 170.155, el que menos el Partido Regionalista de Cantabria con 51.922, una proporción de 3,3 a 1. El PSOE es el partido sin duda más beneficiado en esta ocasión por la ley d’Hondt.
3. Los resultados electorales pueden descomponerse en distintos análisis según el particular interés que se tenga: por renta disponible, por edad, por sexo… y a buen seguro que se harán trabajos al respecto, y alguno hasta tendrá indudable interés.
La derecha ha sido derrotada. Moderadamente, pero derrotada. Las elecciones andaluzas alertaron de la posibilidad de que las tres derechas extendieran su acuerdo a todo el Estado. El PP ofreció ministerios a Vox poco antes del día de las elecciones. La posibilidad de volver a un gobierno con simpatizantes declarados y vergonzantes del franquismo era una posibilidad este pasado 28 de abril. La movilización electoral ha dado una respuesta rotunda. Las derechas (incluyendo también a las derechas canarias y navarras) suman 11.414.116 votos (151 escaños). Todas las izquierdas suman 12.867.448 votos (185 escaños), incluyendo las izquierdas estatales y las nacionales o de comunidades autónomas. ¡Casi un millón y medio más de votos! Los resultados globales son así de contundentes, aunque no podemos obviar que la derecha vence en Aragón, las dos Castillas, Extremadura, Madrid, Murcia y La Rioja. Y empatan izquierdas y derechas en Andalucía y País Valenciano. Al margen de estos bloques están los votos del PNV (394.627) y los de Junts per Catalunya (497.638) que en la coyuntura actual resulta difícil imaginar pactando con la derecha española ultramontana y carpetovetónica radicalizada. El PACMA obtuvo unos nada despreciables 326.045 votos. Digámoslo de esta forma: las izquierdas y el soberanismo han ganado a las derechas ultramontanas del PP, Ciudadanos y Vox.
Estas elecciones han destacado una realidad ineludible, se mire por donde se mire: la realidad plurinacional del reino de España. Cataluña y la Comunidad Autónoma Vasca han votado de forma diferente (o muy diferente) al resto. La derecha españolista ha obtenido en Cataluña 7 escaños (5 Ciudadanos, 1 PP y 1 Vox), los partidos formalmente soberanistas y partidarios del derecho a la autodeterminación han conseguido 29 (15 ERC, 7 ECP y 7 JxC). El PSC ha obtenido 12, que sumados a los 7 de la derecha y extrema derecha, el bloque unionista-constitucionalista, suman 19. Es decir, 29 soberanistas (4 en la cárcel, que sumados al senador más votado en Cataluña, hacen la cifra de 5 presos políticos que están siendo juzgados desde hace meses) y 19 constitucionalistas-unionistas. Este es un resultado a destacar. En el caso de la CAV, ni PP, ni Ciudadanos, ni Vox obtienen escaño alguno. Los partidos que de forma más o menos clara están a favor del derecho a la autodeterminación suman 14, el único partido constitucionalista-unionista, el PSE, 4.
4. Los números anteriores pueden interpretarse de distintas formas, pero ninguna puede eludir que la realidad plurinacional se ha constatado de forma difícilmente superable en estas elecciones. Otro dato, ya conocido, pero que merece repetirse: excluidos Cataluña y el País Vasco, el tripartito derechista podría haber reeditado el modelo de pacto andaluz en el gobierno español. Algo, nos permitimos apuntar, determinante para entender la situación política en el reino de España.
5. En Cataluña es un clamor, pero también son algunos dirigentes políticos que más allá de esta nación han declarado que es necesario establecer una negociación sin “cordones sanitarios”, por utilizar la expresión de Sánchez que no los establece para nadie ni nada excepto para el tema nacional catalán. La posición al respecto del PSOE en estas elecciones ha sido clarísima: autodeterminación ni hablar. El “episodio Iceta”, secretario general del PSC-PSOE, es imbatible. Iceta, además de vilipendiado por gran parte de la prensa española, fue rectificado sin vacilación ni disimulo alguno por la dirección de su partido en Madrid cuando hace pocos días un periodista le formuló esta sencilla pregunta: “¿Y si [los partidos independentistas] consiguen el 65%, tampoco [sería un porcentaje suficiente]?”. Iceta respondió algo tan “anticonstitucional” como “si el 65% de los ciudadanos quiere la independencia, la democracia tendrá que encontrar un mecanismo para hacerla posible”. El secretario de organización del PSOE, Ábalos, calificó de “inapropiado” lo que formuló Iceta; la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, amplió la descalificación al citar el artículo segundo de la Constitución y declamar estas taxativas palabras: “nuestro país no tiene estructura jurídica para que nadie, con ningún referéndum en su territorio, rompa la unidad del Estado español”. Lo que llevó al vilipendiado Iceta a declarar poco después: “No habrá independencia, no habrá referéndum y no habrá autodeterminación”. Pocos días antes de las elecciones el mismo Sánchez dijo en la ciudad catalana de Badalona que “nunca habrá referéndum y nunca habrá independencia y no vamos a permitir que se rompa con la Constitución y con el Estatuto”. Para acabar este punto, Lambán, el presidente de la comunidad autónoma de Aragón (del PSOE) concedió el premio Aragón al fiscal Javier Zaragoza del Tribunal supremo por su papel en el juicio contra los dirigentes catalanes. El presidente aragonés, se lo agradeció así: “tú, con tus compañeros, estáis rayando a una altura que nos enorgullece a todos los españoles”.
6. Pero aunque la cuestión catalana es el principal factor en la política de la crisis del régimen del 78, el gobierno que formará el PSOE —el IBEX desea que sea con Ciudadanos, y los sindicatos, según han manifestado este 1 de Mayo, que no sea con este partido derechista— tiene algunos retos más. Por citar solamente algunos de no poco importantes: suprimir la ley mordaza, exigir a la banca los —al menos— 60.000 millones, acabar con las prebendas y privilegios económicos y fiscales de la iglesia católica y conseguir un estado laico. Son aspectos programáticos que en un momento u otro el partido que gobernará ha asumido. Y que, junto a cómo encaren la cuestión catalana, es lo que define a una política moderada pero que pretenda ser de izquierdas. Además, claro está, de lo que para abreviar se acostumbra a calificar “lo social”.
7. El programa social del PSOE es muy débil dada la situación económica y social del reino de España. Algunos datos que enmarcan resumidamente la situación.
Una tasa de paro elevadísima cercana al 15%, con comunidades autónomas que superan el 20%. En la zona euro, en donde el reino de España ocupa la segunda posición después de Grecia, la media es de poco más del 6%.
El empleo es de una calidad pésima con un claro deterioro en la última década. Los sueldos crecieron de media un 0,3% entre 2010 y 2017. Y el 34,4% de las personas asalariadas percibían el año 2017 un salario inferior al Salario Mínimo Interprofesional, es decir, menos de 707,6 euros mensuales (en el 2018 fue de 735,9 y en el 2019 es de 900).
La renta familiar disponible bruta está prácticamente en 2016, que es la última fecha disponible de estos datos, al mismo nivel que en el año 2000.
La desigualdad se sitúa en el cuarto lugar más elevado de la UE. En concreto, en 2017 alcanzó un índice de Gini (0 máxima igualdad, 1 máxima desigualdad) del 0,341, frente al 0,305 de media de la zona Euro y al 0,307 de la UE. La desigualdad además ha aumentado entre 2007 y 2017. Así como también ha crecido casi un 13% el número de personas en riesgo de pobreza o exclusión social entre 2008 y 2017. La mitad del aumento de pobres en la UE proviene del reino de España.
Como se ha explicado en Sin Permiso, todos los indicadores de renta, pobreza y desigualdad han empeorado en el período 2007-2016 (todos menos la renta de los adultos entre 66 y 75 años y la pobreza de los mayores de 65 años).
El reino de España en el año 2016 tenía un PIB per cápita equivalente al 82,4% de la media de la UE, pero solo recaudaba en impuestos el 70,3%. La UE tiene una media de 41,4% de impuestos sobre el PIB, el reino de España de 34,5%. La mayor diferencia (casi 5 puntos menos del PIB) se encuentra en los impuestos sobre ingresos personales que incluyen los impuestos equivalentes al IRPF de cada país y los impuestos sobre nóminas y cotizaciones pagadas por los trabajadores. Solo en cotizaciones empresariales el reino de España se acerca a la media europea de presión sobre el PIB.
8. Ante esta situación ¿qué proyectos económicos y sociales tiene el PSOE? El programa social de este partido es en el mejor de los casos extremadamente raquítico para hacer frente a una situación económica y social como la brevemente perfilada. En el peor, la agravará. Lo decíamos en el editorial anterior a las elecciones: Las propuestas del PSOE (así como las de Unidas Podemos y de En Comú Podem) representan una apuesta clara, decidida y militante a favor de los subsidios condicionados para pobres. Con todos los problemas conocidos de insuficiencia, trampa de la pobreza, estigmatización, arbitrariedad e ineficiencia. Muy lejos de una propuesta de renta básica incondicional que garantice la existencia material de toda la población. Más lejos aún, si cabe, de una propuesta republicana de renta máxima que impida o combata al menos la amenaza a la libertad para la inmensa mayoría que supone la existencia de grandes poderes privados. Queda también pendiente una reforma laboral que anule la contrarreforma realizada por el gobierno de Rajoy. Como exigieron las manifestaciones sindicales del 1 de Mayo, sin duda más animadas por los resultados electorales y los conflictos y ERE,s que parecen anunciar una nueva etapa de la crisis económica.
No hay duda que se necesitan medidas urgentes para luchar contra la desigualdad social y el empleo precario y de pésima calidad, y también que no es difícil saber qué medidas serían útiles y progresivas. En la campaña electoral las derechas prometieron rebajar todo tipo de impuestos y sus campañas de intoxicación amenazaron con la hecatombe. Algunos dirigentes de izquierda parece quedar seducidos por la idea.
9. A pesar de que la campaña electoral del 26 de mayo paralizará la elección de presidente de gobierno, no parece que Pedro Sánchez vaya a tener dificultades para lograrlo, sea en primera o segunda vuelta. Otra cosa es el debate sobre qué gobierno. Es público que la CEOE, la banca, los inversores internacionales así como el sector felipista del PSOE prefieren un gobierno PSOE-Ciudadanos. No es imposible, pero sí parece difícil, tanto por el enfrentamiento durante la campaña electoral como porque Ciudadanos pretende ser la nueva cabeza de la derecha y porque la militancia socialista al pie de calle en Ferraz lo dejó claro la noche electoral: “con Rivera, no”. Probablemente, el PSOE prefiera gobernar solo para tener las manos más libres y acordar con la derecha cuando le convenga. Interesante resulta el debate sobre la propuesta de Podemos de incorporarse al gobierno, de formar un gobierno de coalición. Ese objetivo fue uno de los hilos conductores de su campaña electoral, hasta el punto de que Iglesias ha declarado que “estamos más cerca que nunca de gobernar”. Vale la pena reflexionar sobre la propuesta. Se ha pasado, después del 15 M, de poner en cuestión el régimen del 78 a querer formar parte de un gobierno cuyo socio mayoritario es un ferviente partidario del actual régimen del 78. Poco queda ya de la cantinela de la “casta”. Se utiliza el argumento de que es la única manera para garantizar políticas sociales, dado que el PSOE no cumple lo que promete o tiende a pactar con la derecha. ¿No sería más conveniente y práctico acordar un programa de medidas sociales y democráticas a cambio de investir a Pedro Sánchez y tener las manos libres para presionar desde fuera, en vez de tener las manos atadas en el gobierno?
10. Pronto veremos lo que está dispuesto a hacer este gobierno que pronto se constituirá en el tema catalán. Se está realizando aún el juicio, que ya algunos no dudan en calificarlo de farsa, a una buena parte de dirigentes de la gran movilización catalana por la autodeterminación. El propio PSOE tiene problemas internos sobre la cuestión, claro está. En un reciente artículo apuntaba Ignacio Sánchez-Cuenca: “La mayor dificultad es la división interna del electorado socialista. Hablando en términos aproximados, alrededor de un 40% de sus votantes sería favorable a la España plurinacional, pero el 60% restante, el que habita sobre todo en los territorios del interior, se sitúa más próximo a las tesis del nacionalismo español excluyente”. También veremos pronto qué está dispuesto a hacer este gobierno con el tema laico, con el represivo y con el económico y social. Dejamos la política exterior de, mero ejemplo, venta de armas a monarquías sanguinarias amigas de la borbónica como Arabia Saudí para posteriores análisis.
11. En un mes, el 26 de mayo, habrá una especie de segunda vuelta electoral. Las elecciones municipales, europeas y autonómicas en numerosas comunidades mostrarán si se confirma o no la tendencia del mes de abril. Están en juego grandes ciudades en las que el municipalismo del cambio se impuso y, en la mayoría de los casos, ha puesto en práctica políticas de izquierdas, de cambio, de participación de la ciudadanía. Está en juego el gobierno de comunidades con presupuestos importantes que se orientan en un sentido u otro dependiendo del color del gobierno, y eso se nota, entre otras cuestiones, en las políticas de sanidad o educación.
Pero las elecciones de abril y las de mayo no resuelven el problema de fondo de la crisis del régimen. Se apuntaba en un editorial de Sin Permiso: “La crisis de la primera restauración borbónica fue una larga agonía de decenas de años, con el fracaso sucesivo de todas las fórmulas ensayadas por las oligarquías de entonces. La de la segunda restauración apunta, más ahora que en sus inicios en 2011, con repetir este escenario. Acortarlo presupone una estrategia de cambio democrático y de movilización de las izquierdas que vaya más allá de él. No es el caso, por el momento, por obvio que parezca que la primera tarea sea derrotar a las derechas”. Esto se ha logrado en este primer embate electoral. Parece evidente que tras las elecciones de mayo será necesario abrir la reflexión política y también orgánica de qué perspectivas plantean las izquierdas para lograr una alternativa a este régimen.Daniel Raventós es editor de Sin Permiso, presidente de la Red Renta Básica y profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona. Es miembro del comité científico de ATTAC. Sus últimos libros son, en colaboración con Jordi Arcarons y Lluís Torrens, «Renta Básica Incondicional. Una propuesta de financiación racional y justa» (Serbal, 2017) y, en colaboración con Julie Wark, «Against Charity» (Counterpunch, 2018) recientemente editado en castellano (Icaria) y catalán (Arcadia). Miguel Salas Sindicalista, es miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso.