Por la igualdad efectiva entre mujeres y hombres. Por la sanidad. Por la educación. Por la vivienda, contra los desahucios y los fondos buitre. Por un empleo y un salario dignos. Por las pensiones. Por una renta básica universal e incondicional para todas y todos. Para que paguen quienes más tienen y acabemos con la evasión y elusión fiscales. Por unos servicios públicos de calidad. Por fondos, medios y una verdadera política que reconozca la diversidad y la dependencia. Contra la violencia sobre la mujer. Porque no es no y una agresión es agresión y no “abuso”. Por la acogida y los derechos de quienes huyen de la guerra y la persecución o el hambre, lanzándose contra una valla o un mar oscuro. Por la libertad de los presos políticos y el retorno de los exilados. Por la Amnistía, el diálogo en Catalunya y la autodeterminación de los pueblos. Por la derogación de la ley Mordaza. Por la libertad, la igualdad y la fraternidad republicanas, y contra la monarquía que nos oprime. Por el planeta contra su expolio; por un desarrollo sostenible.
Por todo ello y por todo aquello que creas, el día 10 ve a votar. Quedarse en casa no resuelve nada. Aunque es verdad que la solución no se halla solo en el voto, también es verdad que hoy, mejorar los problemas de la inmensa mayoría de los 37 millones que estamos llamados a votar a Cortes Generales el próximo domingo pasa, inexcusablemente, por las urnas…
… y por la acción. Como bien saben las 3000 mujeres vascas y navarras que, el pasado puente de noviembre, se dieron cita para debatir, acordar, movilizar y lanzar su órdago por la igualdad. Del mismo modo lo saben las que afirman que el feminismo es el futuro y van a reunirse los próximos 7, 8 y 9 de noviembre en Barcelona en el XV Fórum contra las violencias de género. Lo saben las mujeres que en 40 ciudades han salido contra la sentencia de Manresa. También los centenares de miles de personas que están saliendo a las calles de Catalunya exigiendo libertad, y oponiéndose a un rey que, provocadoramente, intenta defender una falsa “normalidad” construida con cordones de seguridad, policías, porras y detenciones para evitar el tsunami democrático que, frente a su puerta o acampado en Plaza Universitat, crece y reclama libertad.
Lo saben los pensionistas que dejaron sus zapatillas ante el Congreso en la última marcha. Los huelguistas o los desahuciados. Lo saben incluso quienes no podrán votar porque se les niegan papeles.
También los sabes tú. Por eso, vota el próximo día 10, habla con tú gente y movilízala. No es un gesto vacío, tampoco inútil. Los poderosos esperan que la baja participación y su capacidad de doblegar a Sánchez hagan que el esfuerzo del voto cuente poco o lo menos posible. Pero no está escrito ni el qué y el cómo. Por ello, cada voto a Unidas Podemos y al resto de las opciones republicanas partidarias del derecho a decidir repartidas por todo el reino representa un pequeño pero importante grano de arena a favor de esa sanidad de calidad, de esa igualdad imprescindible, de ese empleo digno. Cambios indispensables para garantizar los derechos de la mayoría, que sin duda impondremos en la calle, pero que también pasan por el ensayo de las urnas del próximo 10 de noviembre.